Puede pensar que ha habido muchos cambios, pero la realidad es que aún sigue habiendo personas que se aíslan del mundo y viven en monasterios o conventos; si son de clausura sería casi como vivir en una cueva. Durante muchos años de su vida están enclaustrados. Otros pasan sus vidas en hospitales u hospicios, y otros hacen méritos y acaban viviendo muchos años en cárceles. Otros modelos en cuanto a forma de vivir son posibles y están vivos; desde quien lo hace en tiendas o jaimas en el desierto, a palacios, casonas o cortijos, estos fundamentalmente gente que llamamos rica. Hay quien vive en un barco, o en una caravana.
La historia nos señala que Diógenes vivía en un tonel y que salía de él por la noche con un candil a buscar un hombre pleno. Es cierto que los pobladores del mundo entonces no eran muchos, ahora sí, pero entonces, como hoy, encontrar un hombre cabal, totalmente íntegro, no era fácil.
Recuerdo que decían que Tarzán era el rey de la selva y que, como los monos, vivía en los árboles. Si tiene dinero y quiere viajar a Brasil, le aseguro que usted, sin ser Tarzán, en Manaos, en plena selva amazónica, podrá dormir en una cabaña construida a lo alto de un árbol; eso sí, con ducha incluida.
También es peculiar que los esquimales vivan en casas construidas con bloques de hielo, los llamados iglús, y también sabe que, con dinero, puede ir a vivir en una casa semejante, y disfrutar entre comillas de ese modelo de vivienda. Algunos empresarios de muchos países ofrecen la posibilidad de albergarse en esos edificios, eso sí por un precio no módico.
Hay a quien le gusta vivir en una torre, y con eso se facilitó la especulación de terrenos, que permiten que en poca superficie haya alojamiento para muchos, así se han construido infinitos rascacielos, lo que para muchos son «pirulíes»; de lo que no hay duda es de que esa forma de vivir ha transformado muchos lugares, y no me refiero a Nueva York o las modernas ciudades chinas, si no pregúntele a algún anciano de Benidorm. Años atrás era un pequeño pueblo de pescadores y está lleno ahora de construcciones elevadas de muchos pisos.
Otros siguen viviendo en cuevas; hay muchas en Granada, pero también en Alicante, por ej. en la Alcoraya, cerca de donde yo vivo.
Todavía hay monjitas que viven en conventos de clausura, algo que para los demás sería como vivir en la cárcel. De hecho, tras una sentencia judicial algunos pasan muchos años de su vida presos. Lo que decimos entre barrotes. Otros por padecer alguna enfermedad viven sentados en una silla o echados en una cama.
También es cierto que la mayor parte que los humanos vivimos en pisos, que se construyeron como una casa convencional, pero fíjese cómo que incluso así hay una gran variedad y peculiaridad de donde lo hacemos; algunos viven en Alcantarilla, en la vecina Murcia, al igual que otros lo hacen en un pozo, que puede ser Pozo Blanco, otros en la Hoya, y otros más en la Olla. Es sabido que hay allí dos Sangoneras, la verde y la seca. Me habían comentado que el nombre lo había adquirido porque en una guerra, en el riachuelo local cayó sangre de algún guerrero, y est bajó negra.
Supongo que también conoce que algunos alicantinos viven en Benilloba, que traducido del árabe significa hijo de la loba. A mí me recuerda a la loba capitolina, de la que en Roma nacieron Rómulo y Remo, a su vez origen o padres de los romanos. Pues bien, ben, en árabe significa hijo de... En nuestra comunidad hay muchas ciudades cuyos nombres se inicia con ben... Sería el caso de Benidorm o Benicassim.
En algunos pueblos con su nombre se degrada o denigra a sus habitantes; ya sabe el dicho que: de Antequera mi mujer ni montera; lo que sin duda no habla bien de ellas. Hay otros referidos a pueblos cuyos nombres terminan en ent, como Crevillent o Carcaixent de los que dicen buen pueblo y mala gent. Y supongo que debe ser agradable vivir en un sitio como Mar-bella, o Vista-hermosa, o nuestro Orito. Más difícil de entender sería vivir en Torrellano, ya que si es torre, no debía ser llano.
Tal vez sea verdad lo que me contaron de Alzira, que es la traducción al castellano desde el árabe al jazzira; sí, como la emisora de televisión del estado islámico y que significa la isla, pues al parecer la parte central antigua de esa ciudad se vio rodeada de agua, es decir, fue una isla aunque dentro de la península que llamamos España. Significa isla del Júcar.
Ha habido otras muchas formas peculiares de vivir. No sé si conoce la historia de San Simeón el Estilita, del que dicen que era un monje ascético que vivió durante 37 años subido a una columna; otros le sitúan durante ese tiempo en una roca de 40 metros de altura.
Aunque las ciudades y los pueblos son los lugares donde más ciudadanos viven, hay que recordar que otros lo hacen en pedanías o partidas, en Galicia las llaman parroquias, lo que añade más diversidad de nuestra forma de vida.
También conozco a alguien que vive en un pueblo de nombre tan bello como la Hija de Dios; está en la provincia de Ávila y por lo que sé el nombre le viene porque había un comercio que regentaba un tal Dio, tal vez Dionisio, y cuando falleció se hizo cargo de él su hija, lo que dio nombre al pueblo. Otros mantienen que, en la zona había un convento de las hijas de Dios, que fue lo que tiempo después dio nombre al pueblo.
Puede ser peculiar donde vivimos, pero sin duda lo es más los nombres que damos al lugar.
