La mujer hallada muerta a primera hora de la mañana de ayer dentro de un contenedor soterrado de basura orgánica en Moraira murió degollada. Según ha podido saber este periódico de fuentes próximas al caso, la víctima, que aún no ha podido ser identificada, tenía varias cuchilladas, algunas de ellas defensivas -en los antebrazos y las manos, que denotan que luchó cuanto pudo con su asesino-, pero la letal, que hoy confirmarán los forenses en la autopsia que se le practicará al cuerpo en el Instituto de Medicina Legal de Alicante, fue la que le seccionó parcialmente el cuello.

El cuerpo fue hallado de manera casual sobre las 8.00 horas de ayer, cuando operarios del servicio de limpieza que iban a vaciar el contenedor de basura orgánica vieron varias bolsas en el exterior, y abrieron la tapa circular para meterlas dentro, antes de que el camión realizase la recogida mecanizada. Fue en ese momento cuando vieron en el interior abundante sangre y un bulto que parecía un cuerpo envuelto en una prenda textil.

Sin tocar nada más, llamaron a Emergencias, que envió varias patrullas de la Guardia Civil de Moraira al lugar, una isla de contenedores soterrados ubicada a la altura del número 86 de la calle Móstoles, justo frente a una pequeña pinada, en mitad de la urbanización El Tesoro, una de las muchas que salpican esa área geográfica. En su mayoría, está habitada por extranjeros europeos jubilados, que ayer no salían de su asombro y se confesaban atemorizados.

En las cercanías hay al menos tres complejos hoteleros, en su mayoría formados por apartahoteles, con cuyos responsables ya se han puesto en contacto los investigadores del grupo de Homicidios de la Comandancia de Alicante, que han asumido la investigación, en busca de cámaras que hayan podido grabar el vehículo en el que fue trasladado el cuerpo para ser arrojado al contenedor.

En principio, todo apunta a que los hechos ocurrieron, con un alto grado de probabilidad, en un domicilio -la Guardia Civil también rastreará el edredón para ver si hay restos biológicos o se puede determinar su origen- y que el asesino envolvió el cuerpo, lo ató y lo llevó en un vehículo hasta la isla de contenedores, donde eligió el de residuos orgánicos para asegurarse de que nadie lo encontraría.

Los otros tres depósitos son para plásticos, vidrio y cartón o papel, cuyos sistemas de reciclaje hacen que sea mucho más complicado que un cadáver pase desapercibido una vez llega a las cintas de selección de las plantas de tratamiento.

En este caso, los residuos urbanos de Teulada-Moraira son llevados a la planta de transferencias de Dénia, donde se somete a un proceso de selección para redirigir a otros puntos verdes aquellos desechos que aún pueden ser reciclados. Una vez concluido ese proceso, lo que ya no tiene aprovechamiento acaba en el vertedero del Campello.

Identificarla es la prioridad

La Guardia Civil centra todos sus esfuerzos en identificar la mujer, primer peldaño para lograr esclarecer quién la mató y en qué circunstancias. De momento, lo único que está claro es que el crimen se produjo en la madrugada del lunes y que se trata de una mujer de entre 45 y 50 años, de pelo corto, tintado de color castaño, y rasgos que hacen pensar que podría ser natural de algún país suramericano. El cuerpo conservaba completamente la ropa y, en principio, no hay apariencia de agresión sexual, lo que no implica, obviamente, que el crimen no encierre un móvil sexual.

La víctima, vestida con prendas para salir de fiesta, llevaba una minifalda oscura, botas altas, medias, ropa interior y un suéter.

Al cierre de esta edición, los investigadores aún no la habían identificado ni había ninguna denuncia por desaparición que encajase con las características de la víctima, por lo que ni siquiera han podido establecer cuál era su entorno y sus allegados, o sus rutinas de vida.