Sin apenas datos para investigar la desaparición de José Manuel Escudero, un hombre de 45 años originario de Bigastro que se marchó hace cuatro años a Almería desde Orihuela, la Guardia Civil ha logrado resolver uno de los casos «más complejos» que se han investigado en la Comandancia de Alicante. Conocido por su baja estatura con el apodo de «el Chiquitín», José Manuel vivía en Almería de la mendicidad y le mataron a golpes con una piedra y otros objetos durante una discusión por celos. La Guardia Civil ha podido detener a los presuntos asesinos y recuperar su cuerpo nueve meses después de que su madre se trasladara de Bigastro al cuartel de Jacarilla para denunciar la desaparición de su hijo. Los dos detenidos, que se encuentran en prisión provisional desde el pasado viernes por orden de un juzgado de Almería, son una mujer con la que la víctima mantenía una relación y el excompañero sentimental de ella, que salió de prisión poco antes del crimen. Ambos han confesado, aunque ella sostiene que el autor material fue su expareja.

Lo que podría parecer una denuncia por una desaparición nada inquietante de una persona sin domicilio conocido que vivía de la mendicidad en Almería podría haber pasado al montón de decenas de casos de personas que pierden voluntariamente el contacto con sus familiares. Sin embargo, la denuncia presentada por la madre de José Manuel en septiembre del pasado año en el cuartel de Jacarilla pasó a manos del Equipo de Policía Judicial de Almoradí y con mucha dedicación y esfuerzo descubrieron, en colaboración con los agentes de Homicidios de Alicante, que su desaparición no fue voluntaria.

La madre relató que no veía a su hijo desde que se marchó hacía cuatro años pero mantenían una rutina. Cada diez o quince días hablaban por teléfono y desde junio dejó de llamarla. Intentó sin éxito contactar con José Manuel, pero fue imposible. Su preocupación fue en aumento y en septiembre presentó la denuncia.

Las primeras pesquisas no aclararon nada porque ni siquiera se sabía que tuviera un domicilio conocido. Los investigadores realizaron gestiones con el teléfono móvil del desaparecido y ahí encontraron la pista buena. Analizaron el tráfico de llamadas y comprobaron que mantuvo un contacto diario con un número de teléfono a nombre de Concepción M.G., de 51 años. Además verificaron que desde el 12 de julio -fecha en la que luego se descubrió que le mataron- ya no había más llamadas de ese número y sí de otros teléfonos.

La última llamada recibida en el móvil de José Manuel fue de Concepción a las siete de la tarde del 12 de julio y partir de entonces estuvo siempre apagado.

Asistido por Cruz Roja

Los agentes se trasladaron a Almería y gracias a la ubicación ofrecida por el operador de telefonía averiguaron que José Manuel visitaba todos los días un centro social de Cruz Roja donde recibía asistencia, se aseaba y tomaba café. Sin embargo, desde el 12 de julio no había vuelto por allí.

La Guardia Civil localizó una casa en una zona despoblada que le habían cedido a José Manuel los dueños de un supermercado donde pedía limosna. Los agentes accedieron por si el desaparecido había sufrido un accidente pero no fue así. El interior estaba ordenado. Allí tenía su ropa, tabaco, el cargador del móvil enchufado y un ticket de compra de una ensalada a las 15 horas del 11 de julio, un día antes del crimen.

Desde entonces tuvieron más claro que la desaparición no había sido voluntaria. Las sospechas sobre la mujer se acrecentaron, pero no había pruebas contra ella. Sin embargo, en abril la Guardia Civil tuvo conocimiento de una denuncia que habían presentado contra la mujer en la Comisaría de Almería. Una persona le denunció porque le agredió y amenazó con «matarle y enterrarle en el mismo sitio que al 'Chiquitín'». Los investigadores reclamaron a la Policía las diligencias al ver que no se había actuado y averiguaron que ése era el apodo del desaparecido.

En esas fechas también descubrieron la existencia de un exnovio de la mujer sospechosa que salió de prisión. Algún testigo confirmó que el ahora encarcelado y la víctima discutieron y otro relató que la mujer le contó que fue su exnovio quien le mató y enterró.

La operación se precipitó a finales de abril cuando la sospechosa llamó a una persona para pedirle una «pala». Los investigadores entendieron que la mujer debió sospechar que estaba siendo vigilada por la Guardia Civil y pretendía trasladar el cuerpo de José Manuel. Pero no le dieron opción. Procedieron a su detención y a la de un hombre de 45 años por encubrimiento.

La mujer confesó pero culpó a su expareja del crimen. La Guardia Civil organizó cerca de la chabola donde vivía ella una búsqueda con perros adiestrados para localizar cadáveres pero no encontraron el cuerpo.

El excompañero, Manuel J.C., de 53 años, pudo ser localizado y apresado en Málaga. Confesó el crimen y aseguró que le mató junto con Concepción. El sospechoso señaló el lugar donde estaba el cuerpo y la Guardia Civil lo localizó semienterrado y bajo un colchón a unos 30 metros de la vivienda de ella en el barrio almeriense de El Zapillo. Ahora queda esperar las pruebas del ADN, pero la Guardia Civil tiene la certeza de que los restos hallados son de José Manuel.

La Guardia Civil cree que el exnovio de la pareja de José Manuel debió sentir celos tras salir de prisión y mantuvo una discusión sentimental que desencadenó la muerte del vecino de Bigastro. Entre los dos presuntamente le golpearon en la cabeza y otras partes del cuerpo con una piedra y otros objetos contundentes.