Con una sonrisa que hacía tiempo que no lucía y preocupado por cuestiones, como cortarse el pelo, que le resultaban intrascendentes hasta el pasado domingo, una vez que las urnas se abrieron y se conoció el resultado de las elecciones municipales en Alicante. El alcalde de Alicante y candidato del PP a la reelección, Luis Barcala, parecía ayer otro. Se mostró relajado, tranquilo, afable, satisfecho de lo conseguido y confiado en que nada puede salir mal de aquí al próximo sábado 15 de junio, cuando el Salón Azul del Ayuntamiento de Alicante acogerá el pleno de investidura en el que da por hecho que mantendrá la vara de mando que consiguió hace algo más de un año, en una polémica sesión marcada por el voto en blando de la tránsfuga Nerea Belmonte (ex de Podemos). Eso sí, ahora, sería como alcalde salido de unas urnas que situaron la lista que encabezaba como la más votada en la ciudad, frenando así a unos socialistas que pensaban que serían tres décadas después la fuerza con más apoyos en Alicante y negando a Ciudadanos un «sorpasso» que los naranja se creyeron tras la debacle del PP en las elecciones generales y autonómicas de hace un mes, del 28 de abril. Al final, el PP logró 39.477 votos (frente a los 33.462 de las autonómicas), mientras que el PSOE se quedó en 37.174 y Cs en 22.254.
Barcala, crecido por el resultado de las urnas del domingo, presumió ayer de la «gran remontada» de los populares en Alicante, destacando que habían logrado sus objetivos ante la cita electoral: mantenerse por encima del PSOE encabezado por el independiente Francesc Sanguino y frenar a Ciudadanos de Mari Carmen Sánchez. Sabedor de que la etapa de mayorías absolutas en las grandes ciudades ya son una excepción (este próximo mandato, el consistorio contará con hasta seis grupos municipales), Barcala recalcó la importancia de ser la lista más votada, lo que le permitirá seguir de alcalde si ningún otro candidato suma 15 votos en el pleno de investidura, un escenario harto complejo en el nuevo tablero político que se ha dibujado en Alicante tras la cita con las urnas.
Y no parece que nadie lo pueda hacer, ya que el socialista Sanguino necesitaría el apoyo de Ciudadanos (o al revés) y de una tercera fuerza política (Podemos, Compromís o Vox), una alternativa que el presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, se abrió ayer a explorar para evitar que el PP siga en el gobierno. También, con los números sobre la mano, habría otro posible escenario, aún más improbable si cabe: que el PSOE consiguiera el respaldo de Podemos, Compromís y los ultras de Vox. Algo que nadie valora. Desde la noche del 26-M, por una cuestión numérica, quedó enterrada la mano tendida de Cs al PSOE para gobernar «mano a mano» en la capital alicantina.
Futuros compañeros
Sobre un futuro que ya suena a inmediato, Barcala mantuvo ayer las palabras apresuradas que pronunció durante la noche electoral. Más tranquilo, sin la excitación de los resultados, no cambió el discurso. De nuevo, descartó gobernar con los ultras de Vox y mantuvo la oferta a Ciudadanos, como ya hizo hace algo más de un año, cuando accedió al gobierno municipal. Entonces recibió un «no» de la formación naranja. La mano, hoy, sigue tendida. «No entra en mis planes un gobierno con Vox. Hemos ganado las elecciones y puedo elegir a mis compañeros de viaje. El ofrecimiento se lo hago a Ciudadanos», señaló el alcalde y candidato a la reelección, quien mantuvo toda la distancia posible con la formación ultraderechista, que tendrá a dos concejales dentro de la nueva Corporación alicantina.
Barcala afeó ayer que Vox no haya expuesto su programa para la ciudad durante la campaña electoral y criticó sus propuestas a otros niveles. Se nota que, a priori, no les necesita. «No he oído ni siquiera sus proyectos ni su argumentario en Alicante. Lo escuchado en la campaña de las generales y las autonómicas no es muy inspirador como para trasladarlo a la gestión municipal», añadió Barcala. De Cs dijo todo lo contrario. Aseguró que existen muchas coincidencias entre los programas de los populares y los naranjas.
Eso sí, al alcalde en funciones tampoco le asusta gobernar en solitario, como ya ha hecho en el último año. Si Cs no acepta la propuesta de integrarse por primera vez en un ejecutivo en la capital alicantina (el pasado mandato fue el único grupo que no tuvo responsabilidades de gobierno), el dirigente popular se muestra seguro de sacar adelante la gestión con los nueve concejales con los que contará su partido en el próximo pleno (frente a los ocho que tenía en la anterior Corporación). «Estamos preparados para gobernar en solitario, aunque cuanto más amplio sea el gobierno, más capacidad de trabajo habrá», señaló Barcala, que ha experimentado en primera persona la dificultad que supone gobernar una ciudad como Alicante en franca minoría. De ahí que prefiera formar un ejecutivo con 14 concejales, cerrando la puerta a Vox, aunque luego tenga que alcanzar pactos concretos para sacar adelante iniciativas en el Pleno (donde puede necesitar el apoyo de 15 miembros). En el Ayuntamiento, como recalcó Barcala, la mayoría de las iniciativas se aprueban en Junta de Gobierno, sin la necesidad de contar con el visto bueno de la Corporación.
Sobre el futuro de la Diputación de Alicante y la posibilidad de que el «dos» del PP, Carlos Mazón, opte a su presidencia, Barcala se puso de perfil, sin entrar en una administración que está en el aire: «Aún no se ha abierto aún ese melón».
Todo sobre las elecciones municipales 2019 y las elecciones europeas
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