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Candidatos municipales del PP solos ante las elecciones

La derrota de las generales y autonómicas conduce a los alcaldables populares a hacer la guerra por su cuenta para centrarse en la batalla local

Candidatos municipales del PP solos ante las elecciones

Malos tiempos en el PP. Mediada ya la campaña para estas elecciones municipales y europeas, los populares no han logrado levantar el vuelo después de la durísima derrota que sufrieron en los comicios generales y autonómicos. Hasta el punto de que, en estos momentos, los candidatos locales del PP están haciendo campaña casi en solitario. Sin apenas ninguna presencia de sus direcciones. En parte porque nadie en estos momentos dentro de la cúpula popular tiene demasiada autoridad moral como para protagonizar actos con cierto «tirón». Y en parte porque, además, los candidatos locales del PP en la provincia y en la Comunidad quieren centrar la batalla en los debates municipales con temas cercanos para intentar evitar la imagen de crisis interna que ofrece, en estos momentos, una formación que solo tiene una oportunida para resistir: compensar la derrota en España y la continuidad de la izquierda en la Generalitat con alcaldías en grandes ciudades y reteniendo la Diputación de Alicante. Todo lo que no sea eso será un fracaso sin paliativos que meterá al PP en una espiral de tensión.

El Partido Popular, en estos momentos, sigue siendo el que más músculo territorial tiene. Sin discusión y con diferencia. Ha registrado candidaturas en la totalidad de los poblaciones de la provincia y tiene papeleta en más de 530 municipios de las 542 localidades de la Comunidad. Por encima del PSPV, que es el segundo y también delante tanto de Compromís como de Ciudadanos, que son las fuerzas que más listas han registrado al margen de los dos partidos más importantes. Antes de las autonómicas y generales, el PP estaba convencido de retomar algo del poder municipal que perdió en 2015 y de mantener, por ejemplo, el Ayuntamiento de Alicante, que recuperó de rebote hace ahora un año; y la Diputación, que ha sido una institución clave para la oposición del PP al Consell del Botànic bajo la presidencia de César Sánchez. Tras las elecciones andaluzas, en las filas populares se ilusionaron con la posibilidad de poder sumar mayorías con Ciudadanos y con los ultras de Vox, como ocurrió en esa comunidad para acabar con casi cuatro décadas de socialismo.

Pero ahora, tras el descalabro del 28-A, las sensaciones son muy diferentes en las filas populares. De puertas hacia fuera, la dirección del PP -tanto regional como provincial- evidencia una notable falta de pulso sobre una campaña decisiva para la estabilidad del partido. Y, en privado, dirigentes populares admiten, además, que el escenario es muy complicado con una notable desmovilización que puede dejar a una parte del votante de derechas en casa, desactivado a raíz de la continuidad de Pedro Sánchez en la Moncloa y del Consell del Botànic en el Palau de la Generalitat. A eso hay que sumar la presión de Ciudadanos por la hegemonía conservadora y que la ultraderecha está sobre el papel en peores condiciones para estas municipales hasta el punto de que, en muchos sitios, se podría quedar por debajo del listón del 5% por muy escaso margen y eso supondría un problema añadido en tanto que dejaría un buen puñado de papeletas sin representación. En cualquier caso, las sensaciones electorales del PP son, en estos momentos, de alarma. No solo por los resultados sino porque la izquierda parece haberle dado la vuelta a la tortilla incluso en municipios que hace apenas un mes tenía perdidos y en los que hoy se encuentra en disposición, como mínimo, de poder jugar la partida. Ya no las tienen todas consigo. Todo lo contrario. Hay pesimismo. No aparece ni una sola referencia a la remontada, como ocurría en los comicios del 28-A, signo evidente de dificultad.

Sin conexión

Ese escenario se ha extendido dentro del PP hasta el punto que los alcaldables están haciendo la guerra por su cuenta. Campañas muy locales sin apenas ninguna conexión, carteles sin siglas, imágenes de alcaldables sin más añadidos, debates ciudadanos sin mirar ni a Madrid ni a la batalla autonómica allí donde la carrera ha logrado coger ritmo... Ni siquiera aparece el hilo conductor de la Diputación en medio del pulso interno por volver a la presidencia entre un desaparecido César Sánchez, fuera por completo de la campaña; y de Carlos Mazón, cuyas opciones se debilitarán en la medida que el resultado sea malo y que puedan caer sus valedores en la cúpula de Génova. A diferencia de los comicios anteriores cuando Pablo Casado y su número dos, Teodoro García Egea, estuvieron en la provincia ahora, de momento, la presencia de la dirección nacional del PP en territorio alicantino es nula. Solo Casado, con una presidencia muy golpeada después de lograr uno de los peores resultados de la historia de su partido, ha aparecido por la ciudad de Valencia, una plaza en la que el PP, de momento, no parece tener demasiadas posibilidades.

Isabel Bonig tiene su primera aparición en la agenda provincial hoy mismo en Villena, una plaza de segundo orden. Continúa sin pisar Orihuela en medio de la batalla sin cuartel en el PP y su única presencia en la ciudad de Alicante se aplazó. Y José Císcar está haciendo algún acto pero de perfil bajo. No parece que esa tendencia vaya a cambiar. No sólo porque, en estos momentos, no hay ni un dirigente del PP capaz de activar a la militancia sino también por el hecho de que son los propios alcaldables populares los que prefieren hacer campaña sin presencia de sus «jefes». Es la manera de poder dejar a los electores locales al margen de la mala imagen de candidatos que fueron claramente derrotados en los comicios del 28-M. Y, pese a todo, en las filas populares ya se resignan, incluso, a no poder cavar ni la trinchera en la provincia. «Perder la Diputación y la capital sería un completo desastre», reflexiona un dirigente del PP. Y a día de hoy todo eso está en el aire.

Entre el enfado socialista por el acto de Pedro Sánchez y la presencia de Mónica Oltra

Militantes socialistas se quejan por la baja intensidad del acto con el presidente del Gobierno para el sábado

A diferencia del PP, los socialistas están con las pilas vueltas después de que el pasado 28-A lograran en la Comunidad y la provincia su primera victoria en tres décadas en las elecciones generales y autonómicas. Y en círculos de la formación, por ejemplo, sorprende el perfil tan bajo de la campaña electoral del candidato a la Alcaldía de Alicante, Francesc Sanguino, justo en el momento en el que se está jugando la vara de mando para los próximos cuatro años. No es una cosa sin importancia. Sanguino parece haberlo fiado todo a la continuidad del viento de cola del que se beneficiaron los socialistas en los comicios de hace tres semanas, circunstancia que leyó a la perfección el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

La única presencia en Alicante de Pedro Sánchez en esta campaña municipal evidencia que hay un partido por jugar pero entre la militancia no ha gustado ni un ápice la poca ambición del partido que ha despachado un acto que puede tener un fuerte impacto mediático en una sala para menos de 500 personas que se ampliará un poco con gradas en el escenario. Y todo ello cuando Pedro Sánchez, en estos momentos, es el principal activo de la formación y el que puede facilitar que la victoria del 28-A se pueda repetir, llegado el caso, en menos de una semana y media. Compromís también está tirando de Mónica Oltra y Joan Baldoví. Siguen siendo sus dos principales activos electorales para estas municipales. La vicepresidenta de la Generalitat, que repetirá casi seguro en el cargo, ya ha estado en la Vega Baja y vendrá a la ciudad de Alicante. El portavoz en el Congreso está recorriendo la provincia en apoyo de sus alcaldables.

Mítines locales sin siglas del partido ni tampoco carteles

Esta imagen podría ser de un acto institucional en cualquier fecha alejada de la campaña electoral. Incluso podría ser de cualquier partido político de los que compiten en estos comicios municipales. Pero, sin embargo y aunque no lo parezca, la imagen corresponde a la convocatoria que realizó ayer por la tarde el alcalde de Alicante, Luis Barcala, en Campoamor. Una carpa con participación de los vecinos y la posibilidad de interactuar de forma directa sobre asuntos concretos de la ciudad. Asuntos muy centrados en la problemática municipal. Eso sí: ni una sigla del PP, ni siquiera carteles. Una escenografía completamente limpia y sin ningún tipo de referencia política. A pesar de que la ciudad de Alicante es una de las más importantes bajo mando popular, Barcala está haciendo esta campaña casi en solitario con su imagen y la de su candidatura. Ese es el panorama en el que se está moviendo en estos momentos el PP.

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