Una gran lona en tonos azules cubre lo que será el futuro Centro Cultural. Ésta fue instalada hace unos meses dentro de los trabajos para poner este edificio a tono para poder retomar las obras que permitan acabar, al menos, una parte. Unos trabajos que se anunciaron hace cinco meses y de los que aún no se ha movido una piedra.
El Centro Cultural ha sido el gran caballo de batalla de los dos grandes partidos que han gobernado en la Generalitat en las dos últimas legislaturas. Desde que se paralizaron las obras en 2010, PP y PSOE se han intercambiado reproches sobre quién tenía la culpa de que los trabajos no siguieran adelante. Y en esas siguen a la vuelta de las elecciones municipales. Lo cierto es que entre unos y otros, el Centro Cultural ha estado «sin barrer» diez años. Después de esa paralización definitiva en 2010, los acercamientos entre el Ayuntamiento y el Consell han sido varios para intentar desbloquear la situación. El último de ellos tras las elecciones de 2015 cuando Puig se marcó como objetivo que pudiera tener uso antes de acabar la legislatura, algo que tampoco ha sido posible. Sí que sirvió para renovar el convenio existente y se pusieron sobre la mesa 11 millones para concluir la primera fase: un auditorio con capacidad para 540 espectadores, los conservatorios profesionales de música y danza, y una cafetería. Así, se dijo que las obras acabarían en 2018 y luego en 2019.
La SPTCV inició en enero de este año los primeros trabajos, pero diversos problemas con la empresa y la imposibilidad de que fuera Tragsa quien la ejecutara ha retrasado el inicio real. Ha sido ahora cuando el Consell licitará en estos días por fin las obras.
Reclamación extendida
Así que pendientes de esa licitación, los principales partidos vuelven a hablar del Centro Cultural. El alcaldable del PP, Toni Pérez, apuntó que a pesar de las promesas de Puig de acabarlo en 2018 y 2019, la obra «sigue parada» y «nosotros vamos a seguir trabajando con lealtad hacia la Generalitat pero eso no quita que seamos reivindicativos en lo que sigue siendo de justicia y además, tras acumular 4 años más de deterioro, urgente y necesario». Pero desde el PSOE, el candidato Rubén Martínez apuntó que «es una lástima que haya estado bloqueado tantos años por el error en el convenio cometido por los gobiernos del PP en la Generalitat y en Benidorm». Así alegó que ahora «lo importante es que en el presupuesto de la Generalitat ya están los 12 millones para pagar las obras de la primera fase».
Otros partidos que se presentan en Benidorm, por su parte, culpan a uno, el otro o ambos de que no se haya acabado la infraestructura y plantean otras cuestiones. Josep Bigorra (Compromís) apunta a que «tenemos que ir más allá y exigir que se realice lo más pronto posible la segunda fase» y desde Ciudadanos (Cs), Juan Balastegui añade que la «realidad es que seguimos con la estructura igual y con un proyecto modificado en el que han eliminado hasta el parking» por lo que «estamos dispuestos a conveniar con la Generalitat la ejecución de ese aparcamiento, aunque sea con inversión municipal, porque es necesario». Para el candidato de Podemos, Gerard Ginel, con la posible llegada de este partido al nuevo gobierno de la Generalitat e incluso al de Benidorm «conseguiremos que sea lo que debió ser hace décadas».
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