La avalancha de candidatos para suceder a Mariano Rajoy al frente de la dirección nacional del PP y la renuncia del gallego Alberto Núñez Feijóo ha cogido a pie cambiado a los populares alicantinos y valencianos. Hasta el punto de que, en estos momentos, la segunda delegación más importante del congreso con 150.000 afiliados que pueden participar en la votación del 5 de julio siempre que paguen su cuota y 385 compromisarios, casi la mitad de Alicante, no solo no tiene mano en la baraja con la que se está jugando la partida sino que, a día de hoy, ni siquiera está sentada en la mesa de juego. La formación está completamente desorientada, como reconocen cargos populares, en un momento en el que se deja notar, apuntan, las carencias del liderazgo regional de Isabel Bonig y de José Císcar en Alicante. Hay cartas nuevas después de la dimisión de Rajoy y nadie en la Comunidad mueve ficha.

A un mes justo del congreso, la organización popular no está en condiciones ni siquiera de ofrecer apoyo a un candidato sumidos en las dudas, la indefinición y el temor a quedar descolgados en el caso de una derrota. A saber, de la media docena de aspirantes nadie en la provincia ni en la Comunidad tiene en cuenta al responsable de Relaciones Internacionales del PP y portavoz de Exteriores en el Congreso, José Ramón García-Hernández. No gusta ninguno de los dos candidatos que proceden de la Comunidad Valenciana. A José Manuel García Margallo, número uno del partido en el Congreso por Alicante, la dirección del PP le hizo boicot durante su acto de presentación en el Club INFORMACIÓN. Y a José Luis Bayo, exdirigente de Nuevas Generaciones y que ayer registró los avales como opción «de las bases», el aparato de los populares valencianos se la tiene jurada desde que anunció que plantaría cara a Bonig en el último congreso regional, objetivo que no logró.

A los dirigentes de la Comunidad sí les gusta Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación y muy ligado a Elche a través de su esposa, pero reconocen que, en estos momentos, es una candidatura inviable y con una gran incertidumbre ante el riesgo de que acabe imputado por las supuestas irregularidades en un máster que figura en su currículum. Muchos conectan con Casado pero entienden que el PP, en una situación muy delicada tras la marcha de Rajoy, no se puede meter en un agujero negro con complicaciones judiciales que pueden durar varios meses para un líder que, desde el principio, estaría marcado y claramente debilitado. Pero, sin embargo, nadie se atreve tampoco a hacer una apuesta definitiva entre Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, que ayer dieron el paso adelante.

Los notables de los populares alicantinos y valencianos entienden que un movimiento en falso por una apuesta que acabe siendo perdedora les situaría en una posición de debilidad. Y cuando falta un año para las próximas elecciones municipales y autonómicas nadie quiere salir derrotado de un congreso que va a marcar el futuro del PP, como todos reconocen. Acabar ese cónclave fuera de la sala de mandos popular trasladaría la imagen de que la organización valenciana, enfangada en la corrupción, sigue sin contar en Madrid. Así que, en principio, la estrategia en la provincia y la Comunidad pasa por esperar a la votación de los militantes del próximo 5 de julio en la que, en principio, se descartarán cuatro de los aspirantes y, en ese punto, tratar de tomar una posición cuando haya más cartas encima de la mesa. No es una posición nada fácil para una delegación que representa el 12% del total de ese congreso con 385 compromisarios:185 son de las comarcas de Alicante -segunda de España solo superada por Madrid-, 144 de València y 56 de Castellón entre electos, natos y Nuevas Generaciones.