Los presupuestos del Estado para 2018 impedirán que la provincia levante cabeza en materia de inversión: son unas cuentas bajo mínimos, sin grandes obras nuevas y además sin garantías de que vayan a aprobarse. Las cuentas estatales para este año, según los datos oficiales, suponen una inversión de 14.823 millones en toda España con un crecimiento del 15,1%. Pero, sin embargo y atendiendo al detalle de las partidas que difieren de los datos que ofreció Hacienda, ese aumento no se traslada a la provincia con un bocado de un 25% en la inversión real respecto a 2017, el peor año de toda la historia. Alicante se sitúa por detrás de otras provincias de perfil económico y poblacional similar, como Sevilla, que percibirá 239 millones, o con la mita de fondos que percibirá Murcia, que tiene muchos menos censados. En definitiva no inyectan suficiente dinero a importantes inversiones, aplazan los grandes proyectos y relegan a la provincia como a la Comunidad en la inversión por habitante.

En Alicante se repite la historia. Los presupuestos del Estado reflejan una inversión este año de 133 millones en la provincia, 44 menos que en 2017 si se tienen en cuenta las inversiones reales y directas. No obstante, el Gobierno eleva esa cuantía hasta los 179 millones de euros, una cifra igual a la del año pasado, en el que ya se recortaron 163 millones en un tijeretazo que hizo caer en picado la inyección económica para proyectos y obras de calado. La versión «oficial» incluye como inversiones gastos de gestión en deslindes, mantenimiento de los ministerios -como por ejemplo de los sistemas informáticos-, renovación de material o costes de algunos proyectos. Esos cómputos se encuentran en los apartados de los tomos 1 y 2 de la distribución regionalizada y al margen del tomo 3, que es el que concentra el grueso de las inversiones directas y reales bajo el epígrafe Sector Público y Fundacional y que en el caso de los datos para la provincia de Alicante se sitúa en los 107,5 millones.

No obstante, los tomos 1 y 2 sí contemplan una pequeña parte que se puede considerar como inversiones, por ejemplo los 1,7 millones de aportación a la Casa del Mediterráneo y diferentes cuantías de entre 100.000 euros y medio millón para estudios previos a obras en carreteras. Destacan igualmente dos millones de euros para el acceso al aeropuerto, aunque el grueso de la inversión en este proyecto se retrasa a 2019 y 2020 o más de un millón de euros para una pasarela en Calp, feudo del presidente de la Diputación, César Sánchez. También destacan los ocho millones para la mejora y mantenimiento de infraestructuras hídricas de la provincia, una de las partes más positivas de estas cuentas para el próximo año. Para Alicante figuran en estos dos tomos 18 millones de euros en inversiones reales, que sumados a los del tomo 3 -el que concentra las inyecciones estatales en proyectos nuevos y visibles- da un montante de 133 millones, lo que supone un recorte de 44 millones respecto al año pasado, un 25% menos. Si solamente se tienen en cuenta las inversiones del tomo 3 -sobre las que Compromís, por ejemplo, hace su lectura- la inversión se recorta todavía más hasta unos 70 millones.

Aún cogiendo el dato «oficial» que cifra la inversión en Alicante en 179 millones -lo mismo que en 2017- y las de toda la Comunidad en 740 millones, lo que supondría un 25% más respecto a este año, los datos quedarían lejos de cubrir el último recorte y elevarían el déficit inversor. El PP justifica las cifras y las valora en positivo al tratarse de previsiones para medio año. El portavoz de Economía de Compromís en el Congreso y diputado por Alicante, Ignasi Candela, afirmó ayer al conocerse los datos que los presupuestos para este año son «una burla para la provincia». «Espero que Cs y el PP, es decir, que los diputados alicantinos Marta Martín y José Manuel Margallo, den explicaciones de por qué Alicante es condenada en el reparto», lamentó el parlamentario. Desde Presidencia, fuentes consultadas indicaron que pese a que estos presupuestos son expansivos «no ayudan a la Comunidad a liderar el crecimiento económico, y ello a pesar de datos positivos como el de la reducción del paro en marzo». El Gobierno valenciano lamentó que las cuentas sigan dejando a los valencianos «en el furgón de cola».