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Císcar se lo juega todo a la Diputación

Tras perder su influencia en la política autonómica intentará dirigir la institución provincial

Císcar se lo juega todo a la Diputación

Todo a una carta. Despojado de su influencia en el tablero de la política autonómica, José Císcar se refugiará en su cuartel de invierno: Alicante. ¿Objetivo? Intentar sobrevivir en el incierto panorama al que se enfrentan las siglas del PP en la Comunidad, en su peor momento desde hace veinte años y con el riesgo de perder tanto la Generalitat como el control de decenas de municipios. Liberado de la portavocía del Consell que el aún vicepresidente de la Generalitat llevó como una cruz durante los dos últimos años, Císcar concentrará todos sus esfuerzos, en clave interna, en reforzar su liderazgo en la provincia y tratar de revitalizar la cúpula del PP en Alicante. Para la batalla electoral, por otro lado, el conseller de Presidencia y Agricultura ya ha marcado en rojo el destino que ha elegido de cara a los comicios de 2015: la Diputación.

La institución provincial es una vieja aspiración que Císcar, un dirigente político ambicioso y hábil entre bambalinas, nunca ha ocultado. Pasadas las elecciones europeas, relevado como portavoz del Consell, vicepresidente de un Alberto Fabra que lleva mucho tiempo sin darle confianza, vaciadas las competencias en Presidencia y con un departamento de segundo orden como Agricultura en la Generalitat, a José Císcar sólo le queda el camino de volver a su territorio. Su marcha como imagen del Consell, «vendida» como una solución pactada, escenifica, más allá de eso, ese retorno a la provincia. Císcar va a dedicar más tiempo a la dirección del PP de Alicante, que hasta ahora intentaba «teledirigir» vía telefónica y pisando poco el terreno desde Valencia; y, de paso, a preparar su candidatura a la Diputación como relevo de Luisa Pastor, una operación que cuenta con el visto bueno de Madrid, a la que corresponde designar a los aspirantes a la institución.

Durante la campaña para las elecciones europeas, Císcar ha recorrido la «terreta», una actividad que redoblará en los próximos meses de acuerdo con el plan de actuación que se ha marcado la dirección provincial del PP para tratar de remontar el vuelo tras el fiasco de las europeas. Necesita ganarse a los notables populares en los municipios. El sistema de elección de la Diputación, como se recordará, es indirecto: es una corporación que no eligen directamente los ciudadanos sino que se conforma entre los concejales electos de cada formación. Así que Císcar tiene que contar con el favor de alcaldes y ediles para ganarse la nominación de cara a la cita de 2015.

Con los resultados de las últimas elecciones europeas y con toda la cautela en tanto que no se trata de comicios extrapolables, la Diputación de Alicante sería una de las grandes instituciones que podría quedar en manos del PP. Pese al descalabro electoral, la formación que lidera Alberto Fabra sigue siendo la primera fuerza política en todas las grandes ciudades con la única excepción de Alcoy. En los pasados comicios del 25M, los populares vencieron en 122 de los 141 municipios de la provincia de Alicante. Así que el PP podría tener muchas opciones de conservar la institución al disponer de mayoría en todos los partidos judiciales. Pero, además, el presidente de la Diputación de Alicante -sea, finalmente, el que sea- se podría convertir, en el caso de que a su vez se produjera un cambio en la Generalitat, en uno de los grandes referentes populares y, por tanto, jugar un papel clave en un hipotético proceso de renovación del PP. Así que Císcar, en este supuesto, daría un paso atrás de la política autonómica con un retorno al ámbito municipal pero que, en la práctica, le serviría para ganar impulso de cara al melón que se podría acabar abriendo en las filas populares.

El peculiar sistema de elección de la Diputación -cada diputado, además, debe ser concejal en su pueblo- obliga a Císcar a acomodarse en una lista municipal. El presidente provincial del PP tendría dos opciones. La más natural pasaría por volver a Teulada, su pueblo y localidad de la que fue alcalde. Pero no es tan sencillo. Císcar está enfrentado al actual alcalde Antoni Joan Bertomeu y, por eso, promueve la candidatura de Raúl Dalmau, presidente local del PP y uno de sus hombres de confianza. Las listas de los municipios de más de 20.000 habitantes las decide el comité provincial. Císcar tiene esa salida en su mano pero generando un lío. Por eso, la solución que cobra cada vez más fuerza es la de que el ahora vicepresidente de la Generalitat ocupe, como es tradición en las filas del PP hasta que llegó Luisa Pastor, una plaza relevante -normalmente la número dos- en la candidatura de Alicante, una maniobra que le situaría, además, en un puesto clave de la gran batalla electoral que se librará en la capital de la provincia.

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