Alberto Fabra no se salió ayer ni un milímetro del guión previsto. El presidente de la Generalitat aprovechó su discurso institucional del 9 d'Octubre para agitar de nuevo la bandera del regionalismo, para defender las señas de identidad valencianas y para censurar los últimos movimientos políticos de Cataluña. Esas tres ideas focalizaron buena parte de la intervención del jefe del Consell, pronunciada de manera íntegra en valenciano. Fabra, cómo no, también habló de la financiación autonómica. Reivindicó un cambio del modelo y reclamó que el nuevo sistema reconozca el peso y la población de la Comunidad. Su tono fue, sin embargo, moderado. El nivel de exigencia quedó lejos del de otras ocasiones. El presidente, por último, vaticinó un cambio de ciclo económico y destacó la labor de los premiados. Nada más. Sus palabras apenas se desviaron de la solemnidad e institucionalidad del acto de ayer en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat.

El jefe del Consell, por ejemplo, no aportó ni una sola idea concreta para que la Comunidad Valenciana encare la senda de salida de la crisis. Sólo se limitó a ofrecer una serie de indicadores que permiten hablar, en su opinión, de un cambio de tendencia. Pero nada más. Ni medidas de reactivación económica, ni promesas para los miles de parados que pueblan las listas del Servef, ni anuncios en pro del Estado del Bienestar. Y es que Fabra es consciente de que está maniatado por la situación económica de la Generalitat, necesitada de constantes ayudas del Estado para evitar caer en el temido «default».

Fuentes del PP puntualizaron que ayer «no tocaba» anunciar iniciativas, pero lo cierto es que el presidente sí introdujo en su discurso argumentos que nada tenían que ver con la festividad de la Comunidad. Por ejemplo, la financiación. «Sabemos que no hay dinero, pero también entendemos que lo poco que hay habría que repartirlo mejor, como nosotros estamos haciendo, con mucho esfuerzo, desde la Generalitat», comenzó diciendo. Acto seguido, el presidente lanzó una puya a Cataluña: «Todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero sin embargo, no todos somos tratados de la misma forma. Cada vez es más evidente la diferencia entre los que dialogamos con voluntad de negociar y los que utilizan la amenaza para desestabilizar el equilibrio de España. Y eso no puede ser».

Hasta ahí llegó Fabra con la financiación. Tono suave y ausencia de exigencias al Gobierno central. Las reivindicaciones, por tanto, fueron mínimas. Minutos después reaparecieron, pero casi de pasada. «La Comunidad Valenciana que queremos es una comunidad que luchará siempre por sus ciudadanos. Para recibir el agua que es de todos, para ejecutar el Corredor Mediterráneo, para recibir unas inversiones adecuadas del Estado, para cambiar el modelo de financiación y, sobre todo, para hacer del empleo el mejor instrumento para mejorar el bienestar», espetó.

El presidente tuvo ayer la ocasión propicia para levantar la voz y reclamar un trato justo para alicantinos, valencianos y castellonenses. Apenas lo hizo. Pese a que hace sólo 10 días que se corroboró la enésima discriminación del Gobierno central a la Comunidad con las inversiones recogidas en los Presupuestos de 2014, el jefe del Consell eludió profundizar en el tema. No quiso valorar el nuevo hachazo que han sufrido las comarcas valencianas.

En vez de eso, alzó la bandera del regionalismo. «Hoy conmemoramos que Alicante, Castellón y Valencia son Comunidad Valenciana. Enaltecemos nuestra Senyera, como símbolo de la personalidad de un pueblo que no se inclina delante de nada ni de nadie». Acto seguido hizo otra referencia implícita a Cataluña: «Defendemos el valenciano como lengua propia y rechazamos posturas que intentan herir aquello que mejor nos identifica. Exigimos el respeto y la dignidad inherentes a nuestra lengua».

Fabra finiquitó su intervención destacando la labor de los premiados. Repasó uno a uno a todos ellos y les agradeció su trabajo en pro de la Comunidad. El conjunto de sus palabras, sin embargo, n0 pareció contentar a los allí presentes. Cuando terminó de hablar hubo tímidos aplausos que nada se parecieron, por ejemplo, a los que levantaba el expresidente Francisco Camps. Ayer, precisamente, el antecesor de Fabra fue el único ex jefe del Consell que no acudió al acto institucional. Sí lo hicieron Joan Lerma, Eduardo Zaplana y José Luis Olivas.