Lo que el temporal Gloria destruyó en unas horas se rehace en días, semanas y meses. Y eso que los trabajos van a toda máquina. En Xàbia, desde el alba, las máquinas y los camiones están retirando los cantos rodados que han cegado la desembocadura del río Gorgos. Los depositan en la playa arrasada de la Grava. Así, poco a poco, esta playa urbana va recuperando su perfil. También se está ya reparando el paseo de la Marina Española. Los obreros colocan en su sitio los adoquines que el mar arrancó como si fueran las piezas de cartón de un puzle. La reconstrucción avanza rápido. Pero hay mucho por hacer. Los ayuntamientos se afanan en recuperar una cierta normalidad.

Eso sí, una semana después, todo ha cambiado. Las prisas por recuperar las playas y paseos para la Semana Santa no deben distraer sobre aquello que es más trascendental: repensar la relación de la costa de la comarca con el mar, reordenar un urbanismo de primera línea expuesto a los temporales y cuidar unos fondos marinos que, como demuestra toda la basura escupida por Gloria, van camino de convertirse en un inmenso vertedero.