Luceros se viste de blanquiazul catorce años después

Miles de personas reciben al Hércules en las inmediaciones de la emblemática plaza con cánticos y bengalas 

Nico Espinosa y Carlos Abad, encargados de "conquistar" el monumento con dos bufandas

Juan Fernández

Juan Fernández

Un viaje de 14 años en noventa minutos. El pitido final del árbitro fue el inicio de una euforia que la ciudad necesitaba. El Hércules disipó todos sus fantasmas y volvió a vivir en su propia piel la ilusión de subir de categoría. Y en todos los aficionados blanquiazules está la fantasía de festejar frente a la Plaza de Luceros con los suyos, juntos y en armonía. 

Miles de personas reciben al Hércules en las inmediaciones de la plaza con cánticos y bengalas

Alex Domínguez / Áxel Álvarez / Jose Navarro

Tanto ha sido así que no ha hecho falta esperar a las 17 de la tarde, hora en la que la plantilla al completo iba a aparecer por la avenida de la Diputación para exhibir su ascenso como primero de grupo en un evento multitudinario organizado por el consistorio. 

Era tiempo de celebrar dejando paso a la emoción. Alguna lágrima se vislumbraba en los ojos de los aficionados que llevaban tiempo sufriendo en un agujero del que era imposible salir. También se apreciaba el sentimiento blanquiazul en los pequeños que nunca habían vivido una gesta como esta porque, si bien es cierto que 2RFEF es una categoría que no representa la historia del club, hay jóvenes que nunca han vivido la gloriosa etapa del Hércules campeón. 

Por ello, Luceros era un hervidero de gente deseosa de gritar, saltar y disfrutar en compañía de familia, amigos y herculanos de todas las edades desde el mismo momento en que se confirmó la victoria. 

El reloj marcaba las 16.30 cuando un autobús descapotable partía del Rico Pérez con destino a la emblemática plaza. El itinerario marcado cruzaba la avenida de Alcoy, Benito Pérez Galdós y la calle Salamanca, para dar entrada por la avenida de la Diputación y encontrarse con una marea blanquiazul que les recibió con bengalas y petardos. De cara a Alfonso el Sabio, una tarima de madera esperaba la llegada de los jugadores con un sinfín de personas expectantes.

Y la plantilla hizo acto de presencia a las 17.10, con una vuelta de honor a la plaza que sirvió de previa a la celebración que les esperaba en el escenario ubicado en el interior de Luceros. El speaker del club, Mister Barcelo, se vistió de maestro de ceremonias para animar la velada y dar entrada a las tablas instaladas en el interior de la glorieta a todos y cada uno de los jugadores que componen la plantilla de esta temporada.

Desde el martillo de Josema a los bailes salseros de Mendes. Todo el equipo apareció en escena para compartir su efusividad con los miles de personas que esperaban desde las 14 de la tarde tras las vallas instaladas días atrás, huyendo de todo tipo de gafes y supersticiones. No obstante, la locura colectiva cesó cuando el técnico Rubén Torrecilla hizo acto de presencia con su serenidad y saber estar, trasladando a la afición lo "difícil que es lo que ha conseguido este equipo". Jornadas atrás, había dudas acerca de su continuidad debido a una racha mala de partidos. Pero ese 4 de mayo, en Luceros, los herculanos vitoreaban su nombre y reclamaban su continuidad.

El momento más incómodo de la gala fue cuando Paco Peña, director deportivo y antiguo lateral izquierdo del Hércules, subió al escenario a decir unas palabras. Parte de los seguidores allí presentes respondieron con abucheos y gritos de "Enrique vete ya" mientras que otro sector de los asistentes intentó iniciar algún cántico para evitar ese engorroso momento. Ese duelo lo vivió Enrique Ortiz en el balcón de uno de los edificios de la plaza, que no quiso perderse la celebración.

Comunión

Dejando atrás alegrías y emociones, lo que se respiró durante la presentación de los jugadores fue una comunión, no solo de futbolistas y aficionados, sino de todo el grupo que forma el Hércules. El staff técnico y los canteranos fueron también parte de una celebración que finalizó con los deportistas cantando La manta al coll y el cantante Fran Navarro interpretando el remix de su famosa canción, que ha sido adoptada como uno de los himnos del club.

Pero no iban a irse sin pisar el monumento de Luceros. Por ello, los capitanes Nico Espinosa y Carlos Abad fueron los encargados de "zambullirse" en el agua de la fuente y escalar, con caras de miedo de por medio, para atar dos bufandas (y una bandera canaria fallida en el caso del guardameta). Por cuestiones de seguridad, solo fueron dos los seleccionados para inmortalizar la imagen de la "conquista", pese a que posteriormente fueron varios los futbolistas que también quisieron comprobar cuál era la temperatura del agua.

Una vez llegaba el acto al final, los jugadores aprovecharon para dar otra vuelta de honor, saludar y firmar a los allí presentes, que querían irse a casa con un recuerdo material del jolgorio vivido en pleno centro de Alicante. El acto llegó a su fin y el DJ aprovechó para alargar al máximo una fiesta que continuaba al día siguiente, a las 19 horas de la tarde, con el recibimiento oficial en el Ayuntamiento.