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Elda

La sangría poblacional, el gran desafío

La apuesta por la innovación y diversificación de la industria es una forma de frenar la caída de habitantes. El municipio pierde influencia en los ámbitos de decisión de la provincia

La sangría poblacional, el gran desafío

Elda es una ciudad dinámica, siempre lo ha sido, capaz de reinventarse y conseguir atraer en el siglo XX un ingente número de vecinos, que llegaron con la ilusión de encontrar un trabajo y formar una familia, en definitiva de forjarse un futuro mejor que en su pueblo natal. En pleno siglo XXI, la ciudad tiene por delante problemas y retos urgentes a afrontar. Con una población cada vez más envejecida y perdiendo poder adquisitivo, revertir esta situación es su gran reto. Sin embargo, el problema que precisa de una planificación a largo plazo parece estar fuera de las agendas de los partidos políticos, que utilizan las cifras de la caída de la población local como arma arrojadiza.

El desafío más importante de Elda es proyectar un modelo de ciudad. En este sentido, el cronista oficial de Elda, Gabriel Segura, indica que «es necesario que los políticos acuerden ciertas líneas maestras en las que trabajar en conjunto y de la misma manera, gobierne quien gobierne el Ayuntamiento». No es el único que piensa que Elda se encuentra en un momento histórico, en una encrucijada en la que se deben tomar decisiones a largo plazo para que sea una ciudad atractiva donde residir.

El consejero delegado de la promotora Maisa y presidente de la asociación de promotores de la provincia de Alicante, Antonio Fernández, opina que «lo primero, es reconocer que existe un problema que es la pérdida de población, por muchos no asumen que es así y que tiene solución». La despoblación en ciudades medianas es una tendencia demográfica que favorece a los grandes núcleos de población. Señala que «a corto plazo es una cifra pero a largo plazo será una losa».

Fernández está convencido de que la situación es reversible porque existen ejemplos de ciudades que no sufren esta sangría poblacional sino todo lo contrario. El economista habla durante todo el tiempo de la conurbación Elda-Petrer. Los dos municipios deben trabajar en un mismo sentido para hacer un núcleo urbano más amable, más agradable para vivir y plantear sinergias para apostar por servicios de calidad en varios ámbitos, tanto en el sanitario como en el educativo, cultural o en el económico. Asegura que «Elda sin Petrer y Petrer sin Elda no tienen futuro, pero eso no significa que deban perder su independencia».

Fernández sostiene que la conurbación tiene la suficiente fuerza para ser un polo de atracción. En este sentido, la profesora del departamento de Geografía de la Universidad de Alicante y directora de la Sede Universitaria de Elda, Charo Navalón, insiste en que «Elda es un lugar con un genio creativo impresionante, por lo tanto hay una base de recursos humanos fundamental». La gran industria, el calzado ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con innovación, «pero no es suficiente» defiende. Los jóvenes no piensan en un futuro dentro de Elda y revertir esa inercia de emigración «tiene que ver con un trabajo de concienciación de que posee el tamaño adecuado para emprender» a lo que la profesora universitaria añade que «y ofrece una buena calidad de vida».

No hay recetas mágicas. Sin embargo gran parte de las soluciones pasan por mejorar la posibilidad de conseguir un trabajo atractivo y por modernizar los espacios industriales, que sean atrayentes para la inversión. En este sentido, el cronista oficial, Gabriel Segura apunta que «lo primero, es apostar por la industria zapatera, apoyándola y dignificándola». «Y a partir de ahí trabajar en la reindustrialización y diversificar» sostiene.

Pérdida de influencia

Por otro lado, Navalón detalla que «poco a poco se está diluyendo la importancia de este territorio en la provincia». Y esta tendencia es la misma que observa Antonio Fernández que considera que uno de los retos de la sociedad civil, tanto empresarios como políticos, «es asumir nuestro rol dentro de la provincia». El empresario comenta que «estamos infrarrepresentadas en distintos foros» a lo que añade «no salimos a defender lo que es nuestro».

El apego, un mecanismo para retener a los jóvenes

El orgullo identitario no es una de las variables troncales a la hora de que alguien decida abandonar Elda, pero sin embargo, es una de las premisas que pesa en la balanza cuando los más jóvenes se plantean que lo mismo da vivir en otras ciudades que en Elda.

El joven Aitor Marco que cursó un máster de Desarrollo Local y que es un apasionado de Elda y por eso se decidió a vivir en ella, asegura que lograr que el apego por la ciudad se potencie puede ser un valor que a sus coetános les impulse a quedarse a vivir. Para ello, además de conocer la historia y las raíces culturales deben abordarse iniciativas como revitalizar el casco histórico y facilitar que las casas que están vacias sean lugares de ocio o de restauración, que vuelva a la vida.

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