El intenso y molesto viento que azotó a la villa de Sax el 2 y el 3 de febrero, frenó en el cuarto y penúltimo día de los Moros y Cristianos. Así, los sajeños cumplieron con la tradición de trasladar el santo desde la iglesia parroquial hasta la ermita. Las fiestas comienzan a ver su final cuando San Blas se despide de sus fieles.

A las nueve y media de la mañana, el bando moro comenzó su recorrido hacia la ermita y llenó del pólvora las sinuosas calles del casco histórico de Sax. A pesar de las trabas legales, este año el número de arcabuceros ha aumentado. Tras la subida de las comparsas y las típicas «vueltecicas» a hombros de los Amigos de San Blas, y mientras sonó la Marcha Real, la talla entró en el templo evidenciando que solo resta un día para que finalicen las intensas jornadas dedicadas a los Moros y Cristianos que ni siquiera el frío consigue paralizar.

Por la tarde, las calles volvieron a llenarse de pasodobles y marchas militares en el desfile de comparsas y entrada del embajador moro que registraron una significativa participación. Las ocho comparsas que por la mañana habían acompañado al patrón con salvas de arcabucería, en el desfile vespertino llenaron el recorrido de colorido.

La reconquista de la villa por parte de los cristianos tras la embajada de la media cruz y el acto de acompañamiento de capitanes, cerró la jornada.

Los sajeños no tienen ganas de que termine la fiesta a pesar del cargado y apretado programa de actos de estos festejos. Sax dirá adiós hoy a sus fiestas con el emotivo relevo de capitanes de comparsas por la mañana, mientras que, por la tarde, los nuevos cargos festeros presidirán el desfile hasta la ermita de San Blas.