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Besos y arrumacos a su primer bisnieto desde un tercer piso en Elche

Ángela muestra a su bebé de cinco meses desde el balcón para que lo vean sus abuelos ya que a pesar de las nuevas salidas de ancianos no tienen manera de encontrarse

Besos y arrumacos a su primer bisnieto desde un tercer piso en Elche

Parecería el guion de una triste película, pero es real y seguramente se esté repitiendo en cientos de familias. En su primer día de salida Miguel y Ángeles han hecho un paseo muy especial por Elche: ver la cara de su primer bisnieto de cinco meses, aunque desde la larga distancia que marca un balcón en un tercer piso del cruce de la Avenida Puerta de Alicante y Alpujarra. Ambos entran en el grupo de mayores de setenta años que pueden pisar la calle dos horas por la mañana hasta el mediodía así como por la tarde de 19 a 20 horas, según las medidas del Gobierno central para alcanzar progresivamente la nueva normalidad.

Llevan sin ver a parte de su familia más de un mes y medio desde que se decretó el estado de alarma, y por ahora la única manera de cruzar una mirada con ellos es esperando desde la calle a que se asomen al balcón después de la llamada de Miguel, "ya estoy abajo", como ha ocurrido hoy.

Ángela Gonzálvez, su nieta, se muestra muy emocionada de ver la dura situación que están atravesando. "Mis abuelos han venido a la puerta de mi casa a las 10.10 horas para ver a mi hijo, su primer bisnieto, asomarse por el balcón . Tiene 5 meses y lleva casi la mitad de su vida de confinamiento", explica. Por ello, ha compartido a INFORMACIÓN una foto de su hijo a través del balcón. "Me parece una foto preciosa y que seguro que habrá ocurrido en millones de familias. Son muchos días sin ver a nuestras seres queridos y aunque sea de este modo, es inevitable que se nos haga un nudo en la garganta", asegura esta ilicitana.

Su hijo, con sólo cinco meses, ha pasado casi la mitad de su vida confinado "y todos los cambios los está experimentando en casa,es el momento en el que empiezan a gatear y a reconocer a gente". Apunta que ahora ella y el padre se turnan "para que le de el aire y el sol, pero es muy pequeño y nos da un poco de miedo". Asegura esta ilicitana que se hace difícil no poder ver a sus abuelos "y es imposible que coincidamos en la calle a la misma hora, tampoco me acercaría por seguridad pero sería diferente porque ellos podrían verlo de más cerca y no a través del balcón, y es gracioso porque sólo viven a dos calles de mi, están cerca pero a la vez lejos".

Explica, además, que este encuentro (en la distancia) ha sido emocionante ya que incluso Ángeles, su abuela, siempre necesita ayuda para andar y hoy se ha soltado del bastón para disfrutar de esta estampa familiar que como otras muchas quedará en el recuerdo de esta crisis sanitaria.

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