Mientras los supermercados amanecen y cierran con colas de gente para cargar los carros y cestas de la compra en plena crisis del coronavirus, hay quienes tienen que aguardar a las 12 del mediodía para que los comedores sociales abran sus puertas.

Desde Carrús y Los Palmerales el Ayuntamiento de Elche reparte 80 comidas diarias a aquellos que no tienen recursos para poder alimentarse. Así lo hace los 365 días el año, pero desde hace una semana la pandemia ha obligado a adaptar también este servicio municipal. Ya nadie puede entrar a comer dentro. Los platos de comida se han sustituido por bocadillos calientes para llevar.

"Antes se les daba un plato caliente y un bocadillo frío para la merienda, ahora hemos tenido que hacer un cambio por seguridad para evitar aglomeraciones", explica el edil de Servicios Sociales, Mariano Valera, quien advierte que "las situaciones de emergencia y la pobreza no entienden de coronavirus".

En un principio, el Ayuntamiento se planteó que estas personas se pudieran llevar la comida con "tapers", pero finalmente optó por los bocadillos, uno caliente y otro frío, para evitar tener que hacer una compra importante de envases de plástico.

La alerta sanitaria está sacando a la luz la difícil situación en la que viven muchas personas en Elche, quizás más de las que se pensaba. El albergue provisional para gente sin hogar que habilitó el Ayuntamiento en el pabellón de El Toscar para una quincena de usuarios en un principio ha alcanzado las 69 plazas. La previsión inicial de Servicios Sociales era alcanzar las 30 personas como máximo y se ha superado con creces.

Las muestras de agradecimiento de los que han sido acogidos se suceden cada día por la oportunidad que se les ha dado, según cuentan a este diario los voluntarios. "Todos cooperan y están muy integrados", señalan.

DYA y Servicios Sociales trabajan sin descanso para atenderlos a todos, facilitarles comida, tomarles la temperatura tres veces al día, realizar actividades y aprovechan para analizar la situación de riesgo de cada uno para buscarles una alternativa habitacional cuando esta crisis finalice.

Se trata de gente que vivía en la calle y que con las restricciones de salir a la vía pública han acudido en masa a buscar cobijo a este polideportivo que ya no admite a más gente. El Ayuntamiento se ha visto desbordado y asegura que se coordinará con el de Alicante por si fuera necesario derivar a nuevos usuarios hasta la capital. Desde hace una semana, Cáritas tampoco permite entrar a nadie más. También está al límite.

La Policía Local, DYA y Protección Civil son los encargados de informar y de acompañar a personas que viven en la calle hasta este centro, donde se les facilitará una cama y alimentación mientras dure la alerta sanitaria.

Durante estos días han sido muchas las donaciones que están recibiendo en este albergue por parte de empresas y de particulares. Como ejemplo, los 40 colchones de Valentín Sánchez, pizza de Telepizza o mascarillas y geles de la comunidad china.