El depósito municipal de Elche está desbordado de vehículos. Son ya los 1.211 los turismos y motocicletas que se amontonan en las instalaciones de Carrús (975 de cuatro ruedas y 236 de dos), en su mayoría porque sus dueños los han abandonado en la calle o han renunciado a recuperarlos tras haber sido retirados de la vía pública. La empresa del Ayuntamiento, Pimesa, que gestiona este espacio, ha sacado a licitación un contrato para desprenderse de entre 200 y 300 vehículos al año. Unos acabarán en la chatarra y otros los utilizarán la Policía y los bomberos para hacer simulacros de accidentes de tráfico.

Por esta operación, el Ayuntamiento ha preparado un contrato de 69.000 euros para los próximos cuatro años con la intención de acabar con el «tapón» de coches que no están dados de alta en Tráfico, que carecen de matrícula o de bastidores. La edad media de los vehículos de los que quiere deshacerse Pimesa se sitúa entre los 15 y los 20 años de antigüedad, los que supone el mayor problema ahora mismo para las instalaciones.

Con este nuevo contrato, la empresa municipal busca garantizarse de manera continuada la liberación de espacio, ya que hasta ahora lo que hace es realizar expedientes de achatarramiento puntuales. Por ejemplo, el pasado año envió al desguace 32 vehículos porque nadie los reclamó y 69 se llevaron a descontaminar porque sus dueños renunciaron.

A estas cifras se suman otros 47 vehículos de extranjeros que han sido dados de baja porque no han sido reclamados.

De este modo, a través del nuevo servicio externo, el depósito de Carrús se encargará de gestionar todos aquellos vehículos que no tengan registro en la Dirección General de Tráfico. Para ello, la empresa que subcontraten emitirá un certificado medioambiental de descontaminación que acredite que el vehículo ha sido gestionado conforme la legislación vigente en materia de tratamiento de residuos peligrosos y no peligrosos.

También se ocupará de tramitar el achatarramiento y de la cesión temporal de vehículos al final de su vida útil dados de baja definitiva en la Dirección General de Tráfico, para fines de formación, investigación, protección civil o simulacros.

El número mínimo de vehículos que cederá a los centros educativos para que puedan hacer prácticas será de cuatro turismos anuales con menos de ocho años de antigüedad y de diez para las Fuerzas y Cuerpos de seguridad que los usarán sobre todo para simulaciones de excarcelamientos.

Abandonos

El 20% de los turismos que acaba en el «cementerio» de coches olvidados son abandonados en la vía pública o son de vecinos que, cuando se los ha llevado la grúa, ni han preguntado por ellos.

También hay algunos que son propiedad de extranjeros ilocalizables o de conductores que nunca se ha personado en el depósito, pese a que el Ayuntamiento haya realizado una notificación por el Boletín Oficial del Estado. Asimismo, se dan casos en los que los turismos ya están incluso dados de baja en la propia Oficina de Tráfico. Bicicletas, silletas infantiles, vehículos de movilidad personal, furgonetas y camiones también forman parte de la nutrida «carta de vehículos» sin dueño del recinto municipal.