Amontonados desde hace décadas, sin dueño, sin matrícula y dados de baja. Así se encuentran decenas y decenas de turismos en el depósito municipal, donde van a parar los vehículos retirados de la vía pública, abandonados o implicados en robos o accidentes. En mitad de ese «cementerio» de coches olvidados, incluso algunos conservan las silletas de los niños u otras pertenencias personales que se quedaron en el interior de las cabinas, sin que nunca fueran reclamadas.

Ante este panorama, el Ayuntamiento ha iniciado una operación de achatarramiento, en este espacio gestionado por la empresa pública Pimesa, para liberar el espacio del recinto situado en Carrús, donde hay ya más de 800 vehículos. Un plan, que, además de permitir liberar espacio en el recinto municipal, se va a traducir en la generación de ingresos para las arcas municipales. Y es que, para evitar riesgos de contaminación por el acopio de los vehículos y, de paso, hacer una limpieza para ganar espacio, el tripartito ha impulsado, por primera vez, varios expedientes de achatarramiento. Eso sí, tras acometer primero un estudio en profundidad de la situación de cada vehículo y tratar de dar con el paradero de sus propietarios. Y es que el Ayuntamiento se ha encontrado con situaciones de todo tipo. Desde turismos con 23 años allí afincados hasta coches sin matrícula ni número de bastidor.

También hay algunos que son propiedad de extranjeros ilocalizables, o de gente que nunca se ha personado en el depósito, pese a que el Ayuntamiento haya realizado una notificación por el Boletín Oficial del Estado. Asimismo, se dan casos en los que los turismos ya están incluso dados de baja en la propia Oficina de Tráfico.

En cifras, unos 130 vehículos, entre coches y motocicletas, llevan más de cinco años en el depósito municipal, lo que supone un 30% del total. De ahí que el concejal de Seguridad Ciudadana, José Pérez, haya puesto el acento en descongestionar el espacio municipal con una actuación que se extenderá a lo largo de todo el año.

En este recinto, también hay 75 bicicletas sin dueño, que, gracias a la nueva iniciativa municipal, van a tener una segunda oportunidad. El Ayuntamiento ha suscrito un convenio de colaboración con la asociación de antiguos alumnos Don Bosco para la cesión gratuita de los vehículos de dos ruedas que permanecen en el recinto de Carrús tras ser retirados de la vía pública. Todo un empujón para que el proyecto «Bicis Solidarias» que tiene en marcha el colegio Salesianos San José Artesano pueda llegar todavía a más gente.

Con esta fórmula empleada por la empresa municipal Pimesa para comenzar a descongestionar el depósito, los alumnos de Formación Profesional de mantenimiento de vehículos tendrán a partir de ahora más material para rehabilitar las bicis y donarlas a los más vulnerables.

La grúa

Más de 9.800 servicios realizó la grúa en todo el año pasado y más de 6.000 vehículos tuvieron que ser arrastrados hasta el depósito municipal de vehículos. Las principales intervenciones se realizaron por movimientos y traslados debido a las procesiones de Semana Santa, fiestas de Moros y Cristianos, cabalgatas de reyes y pruebas deportivas. No obstante, las infracciones de tráfico también están detrás de los grandes motivos por los que el Ayuntamiento acabó retirando los vehículos de la vía pública.

En los últimos meses, la grúa ha incorporado un servicio que pasa por el arrastre de vehículos viejos de forma gratuita para evitar que se queden tirados en la calle durante meses ocupando las aceras. A partir de la cesión que realizan los propietarios, Pimesa se encarga de tramitar la gestión del tratamiento residual de vehículos, para su traslado a un centro autorizado de residuos, con la finalidad de su posterior destrucción y descontaminación. Esto se traduce en que la firma municipal toma las riendas de tramitar la baja en Tráfico y de realizar todas las gestiones pertinentes en el desguace sin cobrar al propietario. En este caso, también los ingresos que se obtienen del aprovechamiento de las piezas de los automóviles van a parar directamente a las arcas municipales. Con esta fórmula, el Ayuntamiento, además de aumentar las prestaciones a los ilicitanos, también recibe una inyección económica para compensar el gasto que arrastra la grúa, considerado un servicio deficitario.