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Cuando aparcar es una odisea

El Hospital del Vinalopó ha crecido en servicios y en atención a pacientes al punto de que los usuarios se las ven y se las desean para estacionar, especialmente a partir de las diez

La señal que prohíbe aparcar en las jardineras, aunque muchos usuarios se la saltan. antonio amorós

Encontrar un hueco para aparcar en el Hospital del Vinalopó no es tarea sencilla, sobre todo en las horas punta de la mañana (a partir de las diez) donde a los vehículos de los centenares de trabajadores del hospital se suman los de los pacientes que acuden a las consultas externas y los de familiares y amigos de los que están ingresados, que acuden a realizar una visita. El resultado son decenas de coches aparcados sobre jardines y parterres, apurando carriles y espacios libres de los propios aparcamientos del hospital, que no dan abasto para acoger toda la marea de vehículos e incluso en caminos y calles de alrededor del edificio.

«Esto es siempre igual. Solemos venir en autobús, precisamente porque ha habido días que hemos estado más tiempo dando vueltas que en lo que tardamos en llegar. Hoy hemos venido en coche porque después tenía que irme a trabajar y he terminado dejando a mi madre en la puerta, que apenas puede andar, y yéndome al descampado de alrededor a buscar aparcamiento», señaló ayer una usuaria del centro hospitalario.

Las señales de prohibido aparcar en los jardines son automáticamente ignoradas por los conductores. «Sé que no se puede aparcar aquí, pero no hay aparcamiento, llevo mucho tiempo buscando, no llego a la consulta y tampoco molesta el coche a nadie», señaló otro paciente que aparcó en una de estas jardineras de piedras.

Con la excusa de que el coche no molesta son muchos más los aparcamientos que se realizan de forma irregular. De hecho, los pivotes plásticos que delimitan las zonas de la calzada donde está prohibido el paso de vehículos están completamente chafados y en muchos casos arrancados, por lo que también se aprovechan para aparcar. De la misma forma, uno de los carriles que da acceso a los solares frente al hospital para ampliar las plazas también es ocupado en parte por quienes buscan un lugar donde dejar su coche. «El problema es que la gente acaba dejándolo de cualquier manera, en algunos puntos no hay apenas hueco para que pasen y al final hay roces y golpes. A mí me ha pasado un par de veces», señaló ayer una de las trabajadoras del Hospital.

La expansión y el crecimiento del propio hospital ha originado que el problema se haya agravado en los últimos años. Las peores horas, según trasladan fuentes sanitarias, comienzan a partir de las 10 horas, y hasta la hora de comer. El Ayuntamiento está trabajando en la creación de unas 50 plazas, tras haberse eliminado una veintena con la construcción de la nueva rotonda de acceso al Hospital y la habilitación de un carril reservado para la circulación de autobuses. Aun así, el problema de estacionamientos no se resuelve con decenas de plazas extra, ya que los coches que se aglutinan, mal estacionados, en los alrededores supera con creces esa cifra, según pudo constatar ayer este diario.

Sin espacio

El Ayuntamiento es consciente del problema, según reconoció ayer el edil de Tráfico, Héctor Díez, aunque señaló que no es fácil ponerle solución ya que no existen solares ni parcelas municipales libres en los alrededores, y las que hay están ya comprometidas para otros usos. Aun así, añadió que no se ha recibido ninguna queja formal desde la OMAC por esta falta de estacionamiento. Fuentes cercanas al hospital, por otra parte, señalaron que sí se han recibido a través del SAIP alguna, pero que son casos muy aislados y no suele ser habitual.

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