Con urna y voto secreto. Así se avalaba en la noche del martes la decisión, por prácticamente el doble de votos, de que Antonio Antón Latour, un histórico del Misteri d'Elx, no continuara como Mestre de Ceremonias. Ayer por la mañana corría como la pólvora en la familia del Misteri d'Elx, e incluso más allá, lo sucedido en la Casa de La Festa, donde no se recuerda desde hace mucho tiempo que se desempolvara la urna para votar.

El caso es que Antonio Antón ya no cuenta con la confianza de la junta rectora del Patronato del Misteri d'Elx, aunque ayer no se reservaban halagos a su labor y trabajo durante buena parte de su vida en favor de La Festa.

«La junta agradece todo el trabajo y la dedicación absoluta al Misteri d'Elx», señalaban fuentes oficiales, al tiempo que recordaban que cada vez que hay nueva junta se deben ratificar, o no, los cargos existentes.

En este caso, en la noche del martes se ratificaron en sus puestos al organista y a su suplente y también al Mestre de Ceremonias suplente. No así a Antonio Antón, Mestre de Ceremonias desde 2009. Desde la Casa de La Festa se indica que estas situaciones «se corresponden con un cambio de ciclo que está viviendo el Misteri».

Desde hacía meses, una parte de la familia del Misteri venía considerando que era momento de que Antón dejara esta responsabilidad. Las críticas internas se intensificaron a raíz de la actuación de la Capella y la Escolanía en València a finales del pasado año donde hubo un cierto desencuentro entre miembros del Misteri y del canal autonómico À Punt que la grabó.

Otros, en cambio, seguían confiando plenamente en su criterio y veteranía para sobre todo seguir conservando las esencias de las representaciones. Es más, algunas voces no veían bien que éstas sean «formas» de «despedir» a una persona que se ha volcado tanto tiempo y tan intensamente en La Festa.

Renovación

El caso es que tras la renovación en 2018 de parte de los patronos, del propio presidente ejecutivo y de la dimisión del que era Mestre de Capella, La Festa parece inmersa en un proceso de renovación y actualización.

En abril de 2009 la junta rectora aceptaba la renuncia de Vicente Pérez como Mestre de Ceremonias, cargo que vino ocupando desde principios de la pasada década. Pérez cesaba en esta responsabilidad nada menos que después de 40 años vinculado a La Festa. En su caso, renunció por motivos personales y por considerar que se había cerrado su ciclo, según se indicó en su día desdesde la junta rectora, cuyos miembros expresaron «su gratitud a la extraordinaria labor realizada». En su lugar se nombró a Antonio Antón Latour, una persona con una larga trayectoria en el mundo de La Festa y que había ocupado el cargo de Mestre de Ceremonias suplente.

Tal y como se recoge en la Memoria Digital de Elche, de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández, Antonio Antón Latour entró en la Capella en 1958 «con 8 años, en el Cortejo (aunque en esa época el Cortejo no cantaba). Un año después, hizo de María Salomé, y en 1961 y 1962 participó como María Mayor. Cuando le llegó el cambio de voz, estuvo colaborando como consueta unos años hasta que pudo volver a cantar».

Pasión

Su pasión por el Misteri le viene de familia. Su padre, Antonio Antón Asencio, formó parte de La Festa: hizo de Ángel en los años 1932 y 1933, y desempeñó varios cargos dentro del organigrama del Misteri. Su hermano Luis Antón Latour es cantor de la Capella y cantó con él en el Araceli durante 18 años. Además, sus hermanas han trabajado en la elaboración de las palmas.

El Mestre o maestro de Ceremonias es el responsable de la dirección escénica de los intérpretes que actúan en la representación de la Festa, siempre de acuerdo con la tradición, los usos y las costumbres.

Pablo Mas es el Mestre de Ceremonias suplente. No obstante, es probable que Mas no tome las riendas ahora. Es más, hay un margen hasta que comiencen los ensayos escénicos de cara a agosto, por lo que La Festa tiene tiempo para buscar un sustituto.

La figura del Mestre de Ceremonias es, junto al Mestre de Capella, una de las figuras más importantes para que los intérpretes realicen su función.