La presencia de estupefacientes entre los conductores de Elche es mayor que la de alcohol. Así se desprende de los datos recopilados por la Policía Local de la ciudad, que arrojan que en el último año se interpusieron 497 sanciones por consumo de drogas en los controles realizados, frente a las 431 que se levantaron por dar positivo en los test de alcoholemia. Y eso que se realizaron muchos más controles de alcoholemia que de drogas, según trasladaron desde la Jefatura ilicitana. Los motivos de estos datos, aunque puedan resultar muy llamativos, se explican por dos cuestiones: la primera, que el consumo de alcohol está más focalizado en los fines de semana y, la segund,a es que mientras que el cuerpo metaboliza las sustancias etílicas de ocho a doce horas después de haberlas ingerido, las pruebas de drogas detectan consumos realizados hasta tres días antes, por lo que la probabilidad de que los agentes «cacen» a quienes hayan consumido, es mayor.

De esta forma, mientras que los mayores índices de positivos de alcohol se dan durante los fines de semana, en los controles de drogas no hay una «hora caliente» en la que el consumo se dispare especialmente, y se pueden dar casos de resultados positivos cualquier día de la semana, a cualquier hora, señalaron fuentes de la Fiscalía de Seguridad Vial, que desde que se realizan este tipo de controles en la ciudad, desde hace más de un año, sigue muy de cerca los datos del consumo de estupefacientes, una estadística que va al alza. No tanto porque haya un mayor consumo, que también, según señalaron fuentes policiales, como por el hecho de que cada vez se hacen más test.

De hecho, el fiscal jefe de Elche, José Antonio Artieda, quien a su vez es fiscal de Seguridad Vial en toda la provincia, y el oficial de esta área de la Policía Local, José Sánchez, son los encargados de formar a los agentes de los cuerpos policiales de buena parte de la provincia en la realización de estos test. La ley establece que, a diferencia de las pruebas de alcohol, que son practicables por cualquier policía, los controles de drogas deben realizarse por agentes que cuenten con la formación necesaria para ello. Si no, esas pruebas no tienen validez en un juzgado.

Por tipología de sustancias, el cannabis (363 positivos) y la cocaína (347) son las drogas más presentes entre los conductores, aunque la presencia de opiáceos también aparece frecuentemente, mezclada con otras sustancias. En este sentido, desde la Policía Local de Elche alertan del repunte en el consumo de heroína. Al ser más barata que la cocaína, los consumidores habituales se decantan por ella. Las pruebas son relativamente sencillas de realizar. Los agentes pasan por la lengua del conductor unas tiras de papel que se colocan en un dispositivo similar a un predictor de embarazo, y que cuenta con distintas áreas para detectar hasta cinco tipos de drogas: cannabis, cocaína, anfetaminas, opioides y metanfetamina. Si aparece una línea roja en alguna de estas áreas, significa que hay consumo. Tras esto, se recoge una muestra de saliva más amplia que se envía a un laboratorio certificado, para analizar y comprobar el resultado, e interponer la sanción administrativa. Si el usuario no pudiera salivar lo suficiente, se recurriría a una extracción de sangre.

Umbral

A diferencia del alcohol, donde a partir de una tasa de 0.60 miligramos de alcohol por litro de aire expirado ya se considera un delito y no una falta administrativa, en el caso de las drogas no hay un umbral establecido, por lo que cualquiera que dé positivo en los test, se enfrentará a una sanción administrativa de 1.000 euros y a la retirada de seis puntos del carné. No obstante, si ese resultado positivo se diera en una prueba realizada tras un accidente, y no en un control rutinario, y el conductor hubiera consumido drogas, sí se tramita penalmente, pues se considera que ese consumo ha tenido relación en un siniestro, explica el oficial Sánchez. En el último año, de las 497 pruebas positivas, cuatro acabaron en los juzgados, mientras que el resto se tramitaron por vía administrativa.

Juzgados

En cuanto a los test de alcoholemia, la cifra que acabó en los juzgados por un delito contra la Seguridad Vial fue mucho mayor: 208 de las 431 pruebas positivas. Casi la mitad. Son los casos en los que los conductores dan una tasa mayor de 0.6 miligramos por litro de aire expirado. El resto, 232, presentaron una tasa mayor de 0,25 mg, mientras que se formularon otras ocho denuncias por superar los 0,15 miligramos, una tasa que se aplica en casos de conductores noveles o aquellos que se dediquen profesionalmente al transporte de mercancías o personas. La estadística la completan las 12 personas que se negaron a someterse a las pruebas, una conducta que es delito.