El jurado popular se negó a aceptar la eximente por enajenación mental transitoria que proponía tanto el Ministerio Fiscal como la defensa durante sus deliberaciones en el juicio contra la mujer de 64 años acusada de asesinar a su marido, enfermo de Alzhéimer, en marzo de 2017 en Cox. No hubo acuerdo entre los miembros del tribunal popular para aceptar esta cuestión, por lo que todo el juicio tuvo que declararse nulo tras tres días de sesiones. Un nuevo jurado popular tendrá que juzgar de nuevo el caso.

La anulación supone que nada vale y todo tendrá que repetirse. Desde la selección de los miembros a la declaración de la acusada -que confesó el asesinato-, como las pruebas periciales y de los testigos. Precisamente en una de estas pruebas está el origen del problema. Tanto el personal médico que asistió al hombre tras el aviso a emergencias, como de los guardias civiles que acudieron al lugar, apuntaron a que la acusada estaba «como ida». En un primer momento trató que pareciera una muerte natural y le dijo a los agentes que su marido, cuyo cadáver estaba en el sofá, se había caído, que ella lo había levantado y, a continuación, se había dormido. Cuando despertó, el hombre estaba muerto.

Una versión que no creyó el personal médico, que de inmediato dio el aviso por un posible asesinato. Unas marcas en el cuello del hombre levantaron las sospechas, y las pruebas forenses posteriores confirmaron el asesinato, que terminó confesando también la acusada en este procedimiento.

La mujer arrastraba desde hacía años episodios de depresión y un trastorno adaptativo, tal y como reflejan los informes médicos presentados por la defensa, quien pidió que se rebajara la pena por una eximente incompleta por enajenación mental transitoria, fruto de esa situación de desesperación tras más de 6 años cuidando a su marido gravemente enfermo.

De hecho, durante el juicio se puso sobre la mesa que la acusada habría intentado suicidarse hasta en cuatro ocasiones. Dos, con una explosión de gas que no salieron bien. Otra, ingiriendo prácticamente el frasco entero de una de las medicaciones que tomaba para controlar ese trastorno adaptativo. La cuarta vez habría sido justo después del crimen, ahorcándose, aunque, tal y como señaló la defensa, la cuerda se rompió. De hecho, al personal sanitario que acudió aquél día a atender al hombre, ya sin vida, les llamó la atención las heridas que la acusada presentaba en el cuello, así como un fuerte golpe en la cabeza que se había hecho al romperse la cuerda con la que intentó ahorcarse.

Sin embargo, el jurado no consideró que, pese a todo lo anterior, la acusada tuviera afectadas las capacidades volitivas -relativas al control de la voluntad-, por lo que rechazaron esa eximente parcial. El jurado dio más credibilidad al informe realizado por el Instituto Médico Forense, a petición del juzgado, en el que se descartaba esa enajenación mental transitoria. Un informe que fue rebatido por otro profesional en el documento que presentó la defensa.

Las deliberaciones del tribunal popular concluyeron a última hora de la tarde del miércoles, cuando se declaró nulo el juicio al no haber acuerdo sobre este aspecto. Ahora, la Sección Séptima de la Audiencia tendrá que buscar otra fecha para el señalamiento.