Una nueva traba burocrática para derribar el hotel de Arenales con carácter inminente. A la empresa propietaria del complejo no solo le basta con haber recibido el visto bueno de la Dirección General de Costas o del Ayuntamiento de Elche, sino que ahora también tendrá que hacer frente a un último trámite administrativo. O al menos eso es lo que espera Princesol.

Casi un año después de que las labores de rehabilitación se paralizaran por completo en el inmueble, la junta de gobierno local daba luz verde ayer a la licencia para tirar abajo la parte antigua del edificio. Sin embargo, este paso adelante no será suficiente para que la empresa pueda, de una vez por todas, proceder a la demolición. Y es que, según apuntaban ayer fuentes cercanas a la firma, todavía están pendientes de que el Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (Invassat) apruebe el protocolo para retirar el amianto. Un material cancerígeno que afecta a la estructura antigua del edificio y que pone en riesgo la seguridad del hotel.

Este organismo ha obligado a la firma a elaborar un nuevo plan específico para desmantelar el fibrocemento, pese a que ya tenían un proyecto anterior, aprobado también por el Seprona. El problema, según apuntaron desde la mercantil, es que ese plan fue autorizado cuando obtuvieron la licencia para la rehabilitación, y ahora, al considerar que el derribo es una obra nueva, les han requerido actualizarlo.

Ante esta nueva exigencia, desde la firma del hotel de Arenales aseguraron haber remitido hace quince días la documentación, por lo que ahora están a la espera de que los técnicos de la Generalitat den su consentimiento y después remitan el protocolo a la Inspección de Trabajo, que deberá dar la aprobación final.

Así, con otro obstáculo en un camino que parece interminable, desde la firma propietaria del hotel manifestaron su resignación ante los numerosos trámites administrativos que están teniendo que cumplir para conseguir hacer realidad una petición de derribo que se remonta al año pasado. No obstante, confían en que cuanto antes puedan recibir ese último visto bueno en cuanto al fibrocemento, ya que el plazo de contestación estimado es de 45 días y ya han pasado dos semanas.

Largo camino

El servicio provincial de Costas comunicaba en diciembre de 2016 que no tenía inconvenientes en que se procediera al derribo de los restos del antiguo hotel, pero exigieron algunos condicionantes. Los técnicos municipales manifestaron varias deficiencias y, posteriormente, la empresa aportó la documentación complementaria requerida.

Nuevamente, el servicio provincial de Costas, con fecha de 18 de mayo, emitió una autorización a la empresa Princesol para la demolición del antiguo hotel y del relleno del socavón de la calle Marona, abierto por las lluvias.

Ahora, también hay un informe favorable del coordinador de Vía Pública y la empresa ha depositado una fianza de cerca de 210.000 euros para responder a posibles daños en la calle, según manifestaron ayer desde el Ayuntamiento, que le ha otorgado un mes máximo para llevar a cabo la demolición.

El Consistorio también obliga a la firma a instalar una pantalla para impedir molestias o peligro para los peatones, y a la retirada de escombros, que tendrá que ser inmediata, sin ocupar la vía pública. Una vez ejecutado el derrumbe, deberá limpiarse la zona que ocupaban las edificaciones y evitar desniveles o restos que supongan un obstáculo para la circulación de peatones. Después será obligatorio instalar una valla de dos metros de altura con elementos opacos.

Según las previsiones que ayer hacía el Ayuntamiento, antes de julio tendría que estar derribada la parte antigua del hotel. La nueva estructura levantada el pasado año quedará en pie hasta que Costas se pronuncie.