La concejala de Turismo de Elche, Mireia Mollà, ha informado esta mañana que se está pidiendo información a la Concejalía de Urbanismo por si es necesario ampliar el perímetro de seguridad en torno al hotel de Arenales del Sol precisamente tras darse a conocer que la estructura presenta amianto en sus pilares, un agente que puede provocar efectos cancerígenos.

La edil quiere saber si la actual zona de vallado es suficiente o es necesario modificarla para mayor seguridad de los transeúntes. De igual modo, ha solicitado información a Urbanismo para conocer si el inicio de las obras de derribo podría comenzar precisamente durante estas inminentes vacaciones de Semana Santa, algo en principio altamente improbable, según también fuentes municipales.

Las obras para el derribo del hotel de Arenales del Sol se prolongarán seguramente más tiempo de lo que suele ser habitual. El motivo se debe a que la estructura antigua, para la que se ha solicitado ante el Ayuntamiento de Elche permiso para su demolición, contiene amianto, un material cancerígeno, por lo que deberá ser una empresa especializada la que se encargue de buena parte del desmantelamiento, según han indicado fuentes de la empresa propietaria del inmueble.

Los pilares del edificio son los que principalmente contienen ese amianto, también denominado asbestos, y técnicamente se componen de una serie de metasilicatos de hierro, aluminio y magnesio que se presentan en forma de haces de fibras.

El hecho de ofrecer una importante resistencia, perdurable ante la abrasión, ser aislante tanto térmico como acústico, con baja conductividad eléctrica, incombustible, perdurable ante agentes químicos y no biodegradable, lo convirtió desde los años 60 hasta aproximadamente 1985 casi en un elemento imprescindible para la contrucción de buques, trenes, diversa maquinaria, depósitos, túneles, galerías y tuberías de las redes de distribución de agua públicas y privadas y, en particular, en edificios, incluidos muchos públicos y privados. El complejo hotelero de Arenales del Sol también fue construido así, porque de ese modo se edificaba entonces, sin tener consciencia del peligro que suponía para los propios obreros que trabajaron allí.

El caso es que este amianto en los pilares, en caso de derribo, puede desprenderse en haces de fibra que, sin son inhalados, podrían desencadenar patologías muy graves.

El Parlamento Europeo emitió una resolución, que data del 14 de marzo de 2013, sobre los riesgos para la salud en el lugar de trabajo relacionados con el amianto y perspectivas de eliminación de todo el amianto existente, en el que consideraba que todos los tipos de amianto resultan peligrosos y que su efecto perjudicial se ha documentado y reglamentado. Además, remarcaba que los efectos más perjudiciales para la salud de la inhalación de fibras de amianto aparecen décadas después de la exposición.

En 1977, un grupo de expertos encargado por la Comisión Europea concluyó que «no existen pruebas teóricas de que exista un límite de exposición por debajo del cual no haya riesgo de desarrollar un cáncer».

Además, los escombros que se generen también deberán ser manejados, trasladados y depositados en condiciones y lugares especiales, teniendo en cuenta que las fibras de amianto son prácticamente indestructibles ante el paso del tiempo.

El problema, por tanto, no tiene que ser subestimado. De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que el número de casos de enfermedades relacionadas con el amianto en la Unión Europea asciende a entre 20.000 y 30.000 por año.

Dado los riesgos que implica, el personal que se encargue del desmantelamiento deberá llevar equipos de protección individuales con mascarillas autofiltrantes contra partículas; buzos de protección desechables de un solo uso para evitar la adherencia de fibras en prendas de ropa; ropa de protección química que ofrezca protección al cuerpo completo contra partículas sólidas suspendidas en aire; y guantes de nitrito, útiles para proteger las manos contra materiales ásperos, cortantes y abrasivos, además de ser resistente a rasgaduras, pinchaduras, perforaciones, grasas y aceites.

Por tanto, en cuanto el Ayuntamiento dé el permiso a la empresa para tirar abajo la parte antigua del hotel, los vecinos de Arenales podrán observar a trabajadores con trajes de aislamiento desmantelando paso a paso un edificio totalmente agónico.