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La concesionaria pedirá al tripartito que desaloje a los placeros del Mercado Central

La empresa que ganó el concurso para gestionar la nueva instalación durante 40 años asegura que va a continuar con su hoja de ruta - La mercantil señala que el siguiente paso será acometer las catas

Imagen reciente de los puestos que continúan abiertos en el antiguo edificio del Mercado Central ANTONIO AMORÓS

La empresa concesionaria para la construcción del nuevo Mercado Central de Elche, Aparcisa, va a pedir al Ayuntamiento que tome las medidas oportunas para desalojar a la decena de vendedores que continúan en el edificio tradicional y que se negaron a trasladarse a la instalación provisional, al otro lado del río.

Un portavoz de la mencionada empresa señaló ayer que, una vez se quede vacío el inmueble, se procederá a realizar una serie de catas imprescindibles, y a las que obliga la Administración autonómica, para conocer si existen más restos arqueológicos en el subsuelo.

La mercantil tiene que seguir así con su planificación de trabajo después de más de un mes de paralización de cualquier actuación, sobre todo debido a la adopción de medidas cautelares dictaminadas por los juzgados de Elche.

La jueza dio de plazo al Ayuntamiento y a la empresa 30 días para adecuar las instalaciones del nuevo mercado provisional y «dar acomodo con las mismas condiciones que los demás placeros a los peticionarios demandantes de la medida cautelar».

Realojo

Ante estas medidas, la empresa concesionaria, según insistió ayer de nuevo un portavoz de la misma, ha ofrecido en estas últimas semanas a los placeros que «resisten» en el viejo inmueble, ser realojados en la instalación provisional de la avenida de la Comunidad Valenciana, como ya lo está el resto.

No obstante, según indican desde Aparcisa, pese a ello, la decena de placeros que continúan con su reivindicación en contra del proyecto privado han dicho que no a esta oferta.

Ante este panorama, Aparcisa entiende que ha hecho su parte, pero que ante la negativa de los vendedores no puede hacer nada más, por lo que considera que durante estos días, entre ayer y el 10 de julio (si no se cuentan como hábiles sábado y domingo), las medidas cautelares se levantarán.

«Vamos a pedir al Ayuntamiento seguir con el proyecto y que desaloje a las 9 personas. No entendemos su postura y creemos que todo esto se debe más en algunos casos a rencores entre los propios vendedores y a intereses personales que a otra cosa», señalaron ayer desde Aparcisa, que añadió: «Hay cinco vendedores que no quieren venirse al mercado provisional porque van a jubilarse y el resto está atrincherado».

Un contrato «correoso»

La concesionaria recordaba ayer que alzarse con este contrato no fue nada fácil. «Se presentaron 12 empresas, dos pujaron y sólo una, nosotros, cumplió con todas las condiciones. Las exigencias del equipo de gobierno del PP han sido algo leonino. Hacía tiempo que no encontrábamos una licitación tan correosa. Ha sido un proyecto muy difícil de defender. Pusimos mucho empeño aunque la rentabilidad es justita», añaden desde esta firma con sede en Galicia.

«Tenemos una concesión y una programación que cumplir y lo vamos a hacer. Si el nuevo equipo de gobierno quiere que le informemos del proyecto, lo haremos y punto. Pero nuestra hoja de ruta no va a cambiar», agregaron ayer las mismas fuentes.

La iniciativa en conjunto, en pleno centro de la ciudad, incluye construir un mercado provisional mientras se prolonguen las obras -inaugurado a pocos días de las elecciones del pasado 24 de mayo-, demoler el viejo edificio, construir un aparcamiento subterráneo de 300 plazas, levantar un nuevo edificio con supermercado, tiendas y zonas de restauración incluidas, así como «musealizar» los nuevos baños árabes anexos y peatonalizar la calle Corredora. Todo ello supone una inversión de 12 millones de euros aproximadamente.

Por último, subrayan desde la firma el hecho de que el actual proyecto, plasmado por contrato con el anterior equipo de gobierno del PP, «tiene poco margen o ninguno de cambio. No hay margen de negociación, aunque la gente no se lo crea».

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