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Ingresados en su propia casa

La Unidad de Hospitalización a Domicilio cumple dos décadas y atiende a medio centenar de personas

Personal sanitario de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria atiende a una paciente en casa. antonio amorós

Estar ingresado en un hospital puede resultar a veces desesperante, sobre todo si el enfermo considera que puede estar mejor en su casa y que no necesita estar las 24 horas rodeado de médicos, de enfermeros y de otros enfermos. Así que algunos -los que tienen el consejo favorable por parte de los facultativos y el deseo de hacerlo- optan por trasladar todos los aparatos e instrumentos que les pueden hacer falta a sus casas e instalarse en su propia habitación, dotados de medicación de rescate. Este sistema de la Hospitalización a Domicilio está en marcha en el Hospital General de Elche desde hace veinte años, de forma pionera en la Comunidad según explican sus responsables.

La doctora Beatriz Massa, encargada de la UHD, explica que se trata de trasladar «toda la complejidad de un hospital a casa». Es necesario que haya un criterio de ingreso hospitalario y que el domicilio esté suficientemente adaptado para garantizar el buen estado del paciente, así como que alguna de sus personas más cercanas asuma un papel de cuidador. No pueden optar a este tipo de hospitalización quienes precisen pruebas diagnósticas como un TAC, una hemodiálisis o monitorizaciones tan complejas como las que se llevan a cabo en la UCI, aunque por lo demás prácticamente todo tipo de pacientes podrían acogerse. Aunque a menudo se piensa en pacientes que precisan cuidados paliativos, es frecuente que sean personas de todas las edades que acaben de pasar una operación y tan solo necesiten cierto reposo para recuperarse o que aprendan por sí mismos a administrarse un medicamento.

La figura del cuidador (casi siempre no profesional, a menudo el cónyuge, hijas o nueras) es imprescindible, pues tanto los familiares como el paciente deben formarse para saber reconocer complicaciones o síntomas de alarma y atenderlos. Por su parte, médicos y enfermeros visitan los domicilios de los pacientes para practicar curas, administrar antibióticos intravenosos, terapias de ventilación mecánica...

Todo se hace en estrecha colaboración con Atención Primaria y otras especialidades (especialmente con oncología y medicina interna), aunque «sin la familia no podemos funcionar, no podemos tener pacientes que vivan solos o que no hablen español, y funcionamos mucho mediante teléfono, pues disponen de un número de guardia hasta las 22 horas y siempre queda la posibilidad de acudir a los servicios de urgencia del Hospital, CICU o centros de salud.

Alternativa

Al tratarse de una alternativa voluntaria a la hospitalización ordinaria, aquellos pacientes que se sienten más seguros en el hospital no están entre los de la UHD. Los que sí lo están suelen valorar la comodidad, la intimidad y la posibilidad para mantener sus rutinas de alimentación o higiene con más flexibilidad que en el hospital. También a nivel económico la hospitalización a domicilio tiene sus beneficios, dado que reduce entre un 40% y un 60% los costes de la hospitalización tradicional, según un estudio presentado por la doctora Massa en un congreso nacional de medicina interna en diciembre.

Entre los profesionales y las familias se crea un vínculo estrecho que ni siquiera acaba con la muerte, en caso de que sean pacientes de edad avanzada que están en sus domicilios sus últimos días de vida (la doctora Massa subraya que con este sistema «es más fácil que cada persona decida su final, se despida de sus seres queridos o arregle sus papeles»). No en vano, incluso se realizan visitas posteriores a los familiares para detectar si se desarrolla un duelo patológico y se trata de uno de los servicios que más hojas de agradecimiento recibe.

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