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Pacheta: un año cumpliendo objetivos

El técnico burgalés llegó el 27 de febrero de 2018 al banquillo del Elche, logró el reto del ascenso y esta temporada tiene al equipo ilicitano con la permanencia encarrilada

Pacheta, durante un entrenamiento en el campo anexo. antonio amorós

José Rojo Martín «Pacheta» (Salas de los Infantes, Burgos, 23 de marzo de 1968), cumple hoy un año desde que llegó al banquillo del Elche. Tras su experiencia en Tailandia aceptó el reto de ascender al conjunto ilicitano a Segunda División y lo consiguió. Y en la presente temporada tiene al cuadro franjiverde con la permanencia encarrilada, con nueve puntos de ventaja más el «gol-average» con los puestos de descenso. Han sido 365 días cumpliendo objetivos en un club con mucha presión interna y externa.

Cuando el Elche perdió en el campo de El Clariano de Ontinyent, el 25 de febrero de 2018, la afición estalló pidiendo la marcha de Josico. Pocos confiaban en que el entrenador de Hellín pudiera llevar al equipo hacia el ascenso. Ese mismo día y tras alzar la voz algunos de los pesos pesados del vestuario, que también pedían un cambio en el banquillo, Jorge Cordero agotó su paciencia y decidió que era el momento del relevo. Tras peinar el mercado, el perfil estaba claro: un técnico que levantase el ánimo del vestuario, que fuera un líder y que recuperase la ilusión de una afición que había recibido muchas decepciones en los últimos años.

Pacheta quería volver a entrenar en España y aceptó. Desde el primer día, el técnico burgalés destacó por la energía que transmite y por la intensidad del juego del equipo. Su primer examen lo aprobó con nota. Goleada (3-0) al Cornellà, un rival directo en la lucha por el «play-off». Posteriormente llegaron los encuentros frente al Mallorca y el Villarreal B, los dos primeros clasificados y, a pesar de no ganarlos, los seguidores franjiverdes despidieron al equipo con aplausos porque habían hecho méritos más que suficiente para lograr la victoria.

El preparador de Salas de los Infantes cogió al equipo tercero, a diez puntos del líder, y terminó la liga regular en la misma posición. Pero no perdió ningún partido y la imagen era totalmente distinta a la que se había visto con Josico. A pesar de tener que superar tres eliminatorias para lograr el objetivo, todo el mundo estaba convencido de que se iba a lograr y no había miedo a ningún rival.

El momento de la verdad

Llegó el momento de la verdad y el primer contrincante fue el Murcia. En la Nueva Condomina se comenzó a fraguar el éxito con el 0-1. Con la eliminatoria encarrilada, en el Martínez Valero, el Elche sufrió, pero acabó ganado 3-2. El primer paso ya se había dado.

Luego fue el turno del Sporting B, un filial que jugaba muy bien al fútbol. En el primer encuentro se adelantaron los asturianos, pero Nino arregló el entuerto (2-1). En Mareo, el Elche estaba eliminado con el 1-0, pero, de nuevo apareció Nino para empatar y Sory sentenció (1-2). Pacheta siempre había lamentado «no tener culo» en los momentos cruciales. Pero la historia también le cambió en el Elche.

Solo quedaba un escalón y el rival era el Villarreal B. Otro filial y uno de los equipos más potentes en Segunda B, que daba miedo. La suerte volvió a sonreír e Iván Sánchez y otra vez Nino dejaron un 2-0 con todo a favor para la vuelta. En la Ciudad Deportiva del Villarreal, el gol de Benja sentenció la eliminatoria y el ascenso.

El ídolo de la afición

Elche se echó a la calle, la pesadilla de los últimos años había desaparecido y el nuevo ídolo de la afición tenía un nombre: Pacheta. Todo el mundo veía al técnico burgalés como el auténtico gurú que guiaba a todos.

En la presente campaña, el reto era más complicado y más contando con el segundo presupuesto más bajo para salvar la categoría. Al equipo le costó arrancar, pero todos confiaban en Pacheta. Como Saturno que devoraba a sus hijos, el entrenador burgalés no se ha librado de algunas críticas de una exigente afición, principalmente por su falta de valentía en algunos encuentros, sobre todo a domicilio.

Pero lo que valen son los resultados y el equipo franjiverde, a falta del último tercio de competición, tiene la permanencia encarrilada. Esas dudas se han disipado y las críticas son solo testimoniales.

Pacheta se ha ganado el cariño de la afición y el respeto del vestuario, algo que en la última década han conseguido muy pocos entrenadores en el Elche. Su sueño es celebrar otro ascenso, el gordo, el del salto a Primera División y está poniendo los cimientos para ello. Ha cumplido un año en el banquillo franjiverde y los resultados, de momento, le dan la razón.

Cordero y Diego García pretenden renovarle ya, pero el técnico quiere esperar y Sepulcre tendrá la última palabra

La renovación de Pacheta está en punto muerto. El presidente, Diego García, ya anunció antes de Navidad que le iban a ofrecer la continuidad. Posteriormente, el director deportivo, Jorge Cordero, también ha señalado públicamente, en varias ocasiones, que si por él fuera ya lo hubiese renovado dos años. Pero el técnico no quiere precipitarse porque sabe que el mundo del fútbol es muy cambiante y lo que hoy es blanco mañana puede ser negro. No obstante, siempre ha mantenido que su primera opción va a ser el Elche y ha destacado que en el club ilicitano es en el que «más querido, protegido y respetado» se ha sentido. Pacheta sabe que en el Elche, por afición y potencial, puede hacer grandes cosas. De hecho también ha comentado que está seguro de que el equipo se va a salvar y que «el próximo año seremos mejores, con más experiencia y con más dinero para confeccionar la plantilla». Una vez certificada la salvación se retomará el tema y el máximo accionista, José Sepulcre, tendrá la última palabra, como en todos los temas importantes.

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