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Llega la revolución del empleo verde

La lucha contra la crisis climática obligará a las empresas a adaptar sus procesos y supondrá uno de los mayores nichos de trabajo de los próximos años

El presidente de Enercoop, Guillermo Belso; el alcalde de Crevillent, José Manuel Penalva; el presidente de Fundación CAM, Luis Boyer, y el de Ineca, Rafael Ballester. a. amorós

Por mucho que algunos se empeñen en negarlo, la crisis climática ya es una realidad y todos los sectores económicos tendrán que adaptarse a la nueva legislación que va apareciendo para mitigar sus efectos. Una transformación que puede poner en jaque a muchos negocios -aquellos más contaminantes y para los que no existe alternativa-, pero que también puede suponer una oportunidad para potenciar la innovación empresarial y generar nuevos nichos de empleo.

Con esta filosofía, la Fundación Caja Mediterráneo, el Ayuntamiento de Crevillent, el Grupo Enercoop y el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca) han puesto en marcha el Observatorio del Empleo Verde para la Lucha contra el Cambio Climático, una iniciativa con la que pretenden identificar esas oportunidades y proponer la formación necesaria para cubrir los nuevos perfiles que se necesitan. En definitiva, tratar de que la provincia no llegue tarde también a esta nueva revolución, que corre paralela a la transformación digital que también sacude la economía.

Para ello, estas instituciones están reuniendo a expertos de todos los sectores en «focus groups» con el objetivo de averiguar por dónde pueden ir los tiros. «Hay sectores muy obvios que van a tener un gran desarrollo, como el de las energías renovables, y también surgirán negocios completamente nuevos. Pero creo que será algo capilarizado, que todas las empresas tendrán que acabar integrando profesionales que se encarguen de controlar el cumplimiento de estos parámetros», apuntaba ayer el presidente de Ineca, Rafael Ballester, minutos antes del tercero de estos encuentros, que se celebró ayer en la sede de la citada cooperativa eléctrica, un ejemplo en sí misma de esta nueva economía verde, ya que el 100% de la energía que distribuye procede de fuentes limpias.

Para dar una idea de las posibilidades, Ballester recordó las estimaciones de la Comisión Europea, que señalan que únicamente cumpliendo a rajatabla con la actual legislación sobre economía circular se crearían más de 400.000 empleos en la UE, unos 52.000 en España. En este sentido, una de esas oportunidades va a estar en la obligación de la industria de reutilizar sus residuos, como señaló el gerente de Crea 360, Quino Palací. «No voy a hacer publicidad, pero las empresas que se dedican al reciclaje ya están aumentando su facturación», destacó el experto. En algunas ocasiones la base ya está ahí, como ocurre en el textil de Alcoy, donde hace tiempo que existen empresas que se dedican a reutilizar prendas viejas o dañadas para fabricar nuevos tejidos, y que, con la dirección adecuada, pueden ser la vía para revitalizar todo el sector.

También van a ganar peso los perfiles o empresas que se dedican a la gestión y ordenación del territorio. Y es que una de las consecuencias del cambio climático es que los desastres naturales y las situaciones extremas van a ser más frecuentes, por lo que cobrará aún más importancia una buena planificación para evitar zonas inundables, pero también para evaluar el riesgo de incendios o el de deslizamientos de tierras, como aseguró Pablo Mirete, CEO de Inteligencia Climática.

En la construcción, los nichos de empleo pueden venir por el desarrollo de nuevos materiales más sostenibles, pero también por la normativa que obliga descarbonizar las viviendas en el año 2050, según explicó Manuel Romero, de Etres Consultores. Es decir, que prohibirá, por ejemplo, el uso de combustibles de fuentes no renovables en las calderas.

En la misma línea, otro de los negocios que sufrirá una transformación importante es el transporte. «Se ha hablado mucho del coche eléctrico, pero no de que habrá que cambiar el modelo con el que se mueven las mercancías, que deberá pasar del camión a los trenes eléctricos, si de verdad quiere acabarse con las emisiones contaminantes», apunta Romero.

En el caso del turismo, junto al desafío de reducir su impacto en el medio ambiente, la crisis climática también obligará a adaptar sus ciclos. El calentamiento global ya provoca que el calor dure desde mayo hasta octubre, lo que lleva a que la temporada alta se distribuya entre más meses y obligue a mantener el mismo nivel de servicios durante todo este tiempo. Un mayor gasto para las empresas, pero también una oportunidad de ampliar ingresos.

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