En términos empresariales, el tamaño importa, y mucho. Las compañías de mayores dimensiones suelen estar más profesionalizadas, planifican mejor y cuentan con más recursos para innovar o para vender sus productos en el extranjero. En definitiva, suelen tener más posibilidades de sobrevivir a largo plazo. Por eso, la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa) ha realizado un estudio para conocer la situación de este tipo de negocios y los resultados dejan claro que, aunque también hay datos positivos, queda mucho trabajo por delante.

Para empezar, porque el informe -denominado «La empresa familiar en la provincia de Alicante. Factores de competitividad y dimensión empresarial»- refleja que el tejido productivo alicantino está todavía más fragmentado que la media nacional, que ya de por sí muestra una gran atomización. Así, hasta el 96,1% de este tipo de compañías en la provincia son o bien microempresas de menos de 10 empleados (71,3%) o bien pequeñas empresas de hasta 49 trabajadores (24,8%), frente al 90,4% del conjunto nacional, según explicó ayer la directora de la Cátedra de la Empresa Familiar de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Nunci Serrano, que presentó el estudio junto al presidente de Aefa, Francisco Gómez; y el director de la Cátedra Manuel Peláez Castillo de la Universidad de Alicante, Vicente Sabater.

La edad media de estos negocios supera los 30 años -la mayoría se crearon en la década de los 80 y los 90- e, incluso, un 2,3% son ya centenarias. Sin embargo, como recordó Francisco Gómez, apenas un 7,2% de estas firmas logra alcanzar la tercera generación, un dato que, a su juicio, demuestra «la imperiosa necesidad de que se legislen medidas adecuadas para facilitar la supervivencia de las empresas familiares», lo que pasa por fomentar su crecimiento. Además, Gómez incidió en la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que «hace mucho daño» en un momento que ya suele ser complicado en la mayoría de las firmas, como suele ser el relevo generacional.

Ejecutivos poco formados

No obstante, el informe también pone de manifiesto que buena parte del fracaso en esta transición se debe a la ausencia de planificación y a la falta de profesionalización de las estructuras, algo que también está muy relacionado con el tamaño. De esta forma, solo un 40,3% de los CEO, es decir, de los máximos responsables de las empresas familiares alicantinas, tiene estudios universitarios, y solo un 5,4% son profesionales externos a la familia. En consecuencia, apenas un 30,2% de estos negocios cuenta con un plan estratégico para guiar su actividad y la mayoría -un 69,8%- se conforma con «garantizar la supervivencia de la empresa» como objetivo principal, frente a otros aspectos como «aumentar la dimensión» o el valor de la compañía.

Del mismo modo, el informe también destaca que apenas un 14,7% de estos negocios dispone de un protocolo familiar para regular los mecanismos de toma de decisiones y evitar conflictos entre los distintos miembros del clan propietario del negocio. Y, lo que es «más grave», según Vicente Sabater, un 80% de las compañías ni siquiera lo ve necesario o, directamente, «no saben lo que es». En la misma línea, apenas un 34,1% de los consultados ha consensuado algún tipo de proceso para establecer la sucesión de su CEO. Es más, el 77,3% de las empresas familiares alicantinas ni tan solo tiene acordado un sistema para determinar el valor de sus acciones, y, entre aquellos que sí lo tienen, son mayoría (58,4%) los que se limitan a fijarlo en función del valor contable frente a los que optan por una valoración independiente (25%).

El propio estudio señala que todos estos aspectos arrojan resultados bastante más alentadores cuando se aíslan únicamente a las compañías que ya han alcanzado un tamaño medio (más de 50 empleados), aunque, eso sí, sus autores destacan que las cifras no son extrapolables 100% al conjunto del tejido productivo por lo reducido de la muestra. Aún así, por ejemplo, entre las empresas medianas consultadas, el porcentaje de CEO con estudios universitarios se eleva hasta el 60% -el doble que la media-, el mismo porcentaje que también dispone de plan estratégico.

Pocas mujeres

Otro de los aspectos que ayer destacó, en este caso, Nunci Serrano fue la escasa presencia de mujeres en los puestos de decisión. Aunque ya suponen alrededor del 40% en los consejos de familia, solo son el 29% de los cargos directivos y apenas un 17,8% de los CEO. Eso sí, un porcentaje que también se duplica en las firmas de mayor tamaño.

En cualquier caso, no todo es negativo. Por ejemplo, entre los aspectos positivos que revela el trabajo destaca el hecho de que un 14,4% de las empresas familiares alicantinas sean exportadoras, lo que supone cuatro puntos más que la media nacional. Además, se muestran «muy dinámicas» a la hora de introducir innovaciones en sus productos.