El tribunal de la Audiencia Nacional que está juzgando a la última cúpula de la CAM ha dejado visto para sentencia el juicio al expresidente Modesto Crespo y a seis exdirectivos de la caja (después de que el lunes fuera exculpado uno de ellos) tras una instrucción de cinco años y casi una veintena de sesiones de vista oral. Sólo la exdirectora general María Dolores Amorós ha ejercido el derecho a decir la última palabra ante el tribunal.

Visiblemente afectada, Amorós ha dicho que siempre creyó "en la CAM, en su solvencia y en su potencial. Durante treinta años me sentí orgullosa de pertenecer a una entidad que destinaba parte de sus fondos a obras sociales. Siempre me esforcé en cumplir con mis funciones siguiendo las directrices del Banco de España y seguro que en este tiempo tomé decisiones equivocadas pero nunca pensé que estuviera cometiendo un delito. De hecho, yo misma tengo 60.000 euros en cuotas participativas que no entiendo que se valoraran a cero cuando la caja tenía un patrimonio de mil millones que no afloró. También quiero dejar claro que el Fondo de Garantía de Depósitos no se nutre de dinero público sino de fondos de entidades bancarias. Es muy duró estar ahí y les agradezco el trato que me han dispensado".