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Ni televisión ni coche nuevos y menos carne en el menú

Las familias de la Comunidad reducen en más de 6.000 euros anuales sus gastos desde 2007

A las familias alicantinas ya no les quedan agujeros para seguir apretándose el cinturón. Desde el inicio de la crisis económica el presupuesto medio de los hogares de la provincia y del resto de la Comunidad Valenciana se ha reducido ya casi un 20% -un 19,9%, para ser exactos-, lo que en términos absolutos significa que cada uno de ellos ha dejado de gastar una media de 6.094 euros al año en un intento de ajustar su ritmo de vida a la nueva realidad económica que la mayoría de ellas atraviesa.

Unos recortes que han llevado a la mayoría a retrasar las grandes compras pendientes, como la renovación del coche o de los electrodomésticos, y que se han cebado especialmente con el ocio o los gastos más superfluos, pero que también alcanzan a las partidas más elementales, como la alimentación, donde se ha resentido especialmente la compra de carne, de acuerdo con los datos de la encuesta que anualmente elabora el Instituto Nacional de Estadística.

Así, en total, cada hogar de la autonomía gastó el año pasado 24.533 euros frente a los 24.640 del ejercicio anterior, o los más de 30.600 euros de que llegaron a disponer en 2007. «Una cifra que costará bastante alcanzar de nuevo mientras el paro no baje de forma significativa y no mejoren los salarios», asegura el presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, Fernando Móner, quien señala que, en realidad, la caída del consumo es incluso mayor de lo que reflejan estas cifras, ya que hay que tener en cuenta la subida de impuestos que se ha producido en este tiempo, en especial del IVA, que provoca que, con el mismo dinero, se pueda comprar menos.

Por apartados, la vivienda es la que concentra una mayor parte de este presupuesto -7.842 euros en 2014, incluyendo alquileres, hipotecas, etc- y uno de los pocos que aumenta, debido al encarecimiento que han sufrido la mayoría de los servicios. Así, la factura media de la luz y el gas se ha disparado un 40% en este tiempo, desde unos 683 euros anuales a 957; y lo mismo ha ocurrido con lo que se paga por el agua, el alcantarillado, la tasa de basuras o la comunidad, que suman actualmente unos 780 euros anuales frente a los 591 del año 2007.

«Es como un doble castigo. Las familias no sólo se las tienen que apañar para vivir con menos presupuesto, sino que, además, tienen que destinar una parte cada vez mayor a suministros que son básicos, muchas veces por la necesidad de la administración de recaudar más», señala Móner.

Más dinero para formarse

Junto a la vivienda sólo hay otra gran partida que aumenta, la destinada a educación, debido al gran número de desempleados que ha vuelto a las aulas para reciclarse y el encarecimiento de las tasas universitarias. También se ha duplicado la cantidad que se invierte a la compra de teléfonos móviles -54 euros de media al año- pero en este caso el incremento se compensa sobradamente por la bajada de las tarifas que cobran las compañías.

En el otro extremo, las familias han conseguido los mayores ahorros a base de posponer las grandes compras a la espera de tiempos mejores. Así ha ocurrido, por ejemplo, con los automóviles. Si en 2007 hasta 2.151 euros del presupuesto de cada hogar se destinaba a este fin, el año pasado apenas fueron 709 euros, lo que significa que muchos no han renovado sus vehículos. Igualmente, el importe para nuevos muebles se ha desplomado un 60% y las compras de electrodomésticos han caído a la mitad.

El ocio es el otro gran damnificado. Los alicantinos han recortado en más de mil euros anuales -de 2.987 a 1.977- lo que destinan a comer fuera de casa y la hucha para las vacaciones se ha quedado en la mitad de lo que era.

Pero los ajustes también se notan en productos de primera necesidad. Los alicantinos gastan ahora un 40% menos en ropa y calzado y hasta destinan un 8,8% menos a alimentación. «Se compran más congelados, se sustituye la carne de vacuno por el pollo y el cerdo y se tira de marca blanca», explica el máximo responsable de Avacu. Gracias a esto la factura de la carnicería ha caído de 1.040 a 892 euros anuales por casa; mientras que el gasto en pan y cereales se ha reducido hasta los 614 euros, 77 euros menos que en 2007. También se compra menos fruta y menos pescado. La parte positiva es que también queda menos dinero para el tabaco, en el que ahora se van 325 euros por hogar frente a los 433 de hace unos años.

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