Ahora sí... descanse en paz. El Tribunal Supremo ha firmado el epílogo de un CB Lucentum que únicamente respiraba de forma asistida en los tribunales y que, a partir de ahora, perdurará furtivamente en la nostalgia apresurada de sus aficionados. Un auto del Alto Tribunal ha ratificado en última instancia la condena a los cuatro consejeros procesados en 2015 por la causa de disolución de la SAD después de que ésta fuera incapaz de superar el concurso de acreedores al que le abocaron las deudas acumuladas hasta ese momento: más de 4 millones.

La huella del club creado por Paco Pastor en 1994 se ha borrado oficialmente. El magistrado Francisco Javier Arroyo Fiestas, en calidad de ponente de la sala, ha decidido no dar validez a «los recursos de casación y extraordinario por infracción procesal» que originalmente interpusieron los cuatro consejeros condenados por el denominado caso Lucentum. El juez da conformidad a lo dictado primero por el Juzgado Mercantil número 1 de la capital en 2015 y ratificado meses después por la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Alicante. El auto, contra el que no cabe recurso, ratifica la pena de «dos años de inhabilitación para administrar bienes ajenos y para representar o administrar a cualquier persona» a los miembros de la comisión ejecutiva afectados por la primera sentencia: Miguel Cano (expresidente de la SAD), Juan Seva y José María Rodríguez Galant (exconcejales del PP) y José López Garrido (exgerente del organismo tributario Suma).

Tres de ellos, además, deberán asumir ahora los costes generados por el litigio. Seva queda excluid porque, según el propio exedil popular, aconsejado por sus abogados, "decidí retirar el recurso antes de que se resolviera", aceptando con ello la condena en segunda instancia, la misma que ha ratificado ahora el Alto Tribunal. Este episodio judicial sirve de gris epílogo a la historia de una entidad en la que las sombras acabaron sepultando un espejismo delirante marcado por la deficitaria gestión económica que sobrevino de forma exponencial cuando Paco Pastor abandonó la presidencia. Lo hizo en el 2000, tras el fallido paso del equipo por la ACB después de su primer ascenso a la élite, dejando un balance negativo de 7 millones de pesetas (35.000 euros). Después, la deuda fue pervirtiéndose hasta los más de 4 millones de euros que se reconocieron finalmente en el proceso de concursal.

Un lastre menos

La Fundación Lucentum, heredera sentimental de aquel proyecto errático a múltiples niveles, se ha librado finalmente de la herencia recibida en el capítulo contable. Después de lidiar con obstáculos recurrentes, ha logrado volar sola sin el lastre que supone, a la hora de gestionar, que tu nombre se parezca tanto fonéticamente al de aquella SAD que fue dejando un reguero de acreedores -públicos y privados- que, hasta la fecha, le han permitido morir en paz sin abrir más frentes legales que los que el Tribunal Supremo ha decidido zanjar con su auto. El reto de asaltar la LEB Oro después de dos tentativas frustradas del modo más cruel comienza sin ver por el retrovisor el espectro agrietado de su antepasado más reciente.