El Lucentum Baloncesto Alicante Sociedad Anónima Deportiva (SAD) ya es historia a todos los efectos legales. El juzgado de lo Mercantil Número 1 ha dictado un auto por el que declara concluso el concurso de acreedores y acuerda la extinción del club fundado en 1994, que llegó a competir en la élite de la ACB durante nueve temporadas entre los años 2000 y 2012. La resolución también acuerda el cese de los administradores concursales y aprueba las cuentas rendidas por esta administración en su informe del pasado 4 de julio.

Este «carpetazo» judicial al concurso de acreedores y la extinción del anterior club conlleva también un refrendo al trabajo de la actual Fundación Lucentum, que desde 2015 asumió los derechos deportivos de todos los equipos de la SAD, así como las subvenciones públicas que recibía, particularmente del Ayuntamiento de Alicante.

Con Antonio Gallego y Daniel Adriasola al frente de la presidencia y vicepresidencia de la entidad desde la temporada 2013-14, la Fundación gestiona en la actualidad el equipo de referencia, el HLA Alicante -que marcha segundo en la Liga LEB Plata-, así como una veintena de conjuntos de la base.

El auto del Juzgado de lo Mercantil del pasado lunes hace suyo el informe presentado por la administración concursal del Lucentum Baloncesto Alicante SAD en el que pedía la conclusión del concurso «por insuficiencia de masa activa para satisfacer los créditos contra la masa».

Ni la propuesta del administrador concursal, ni su informe de cuentas recibieron oposición alguna por parte de las partes interesadas en el proceso.

Hasta un total de 18 acreedores figuraban en este concurso ahora concluido. Desde particulares y empresas del ámbito deportivo a entidades como la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) y organismo públicos como la Agencia Tributaria y el Ayuntamiento de Alicante.

«No se ha planteado ninguna objeción y este auto viene a cerrar ya definitivamente la pieza de responsabilidad en la que se avala la gestión de los administradores durante los dos últimos años, así como todo el proceso concursal», explicó Óscar Peñalver, abogado de la Fundación.

Peñalver precisa que en este proceso concursal sólo se analiza la actuación de los administradores de los dos últimos años -Gallego y Adriasola, singularmente-, desde la petición de liquidación de la entidad en 2015. «Hay un respaldo judicial a esta gestión de la última directiva, que en ningún momento pudo revertir la situación de la sociedad», ahogada por la deuda multimillonaria, aclara el abogado. «Hasta el punto de que tuvieron que pedir la liquidación porque no encontraron otra solución ni dentro ni fuera de la propia SAD», añadió.

La resolución judicial del pasado lunes, que decreta la cancelación de la hoja registral de inscripción del Lucentum Baloncesto Alicante, despeja, pues, el horizonte de la actual Fundación y supone el certificado de defunción de la anterior SAD, que tocó fondo entre noviembre de 2009 y julio de 2011, la última etapa del equipo alicantino entre los grandes del baloncesto español en la ACB.

Así se desprende de la sentencia dictada por el mismo juzgado de lo Mercantil 1 en enero de 2015, en la que condenó a varios consejeros del club por considerar que las irregularidades contables y el retraso en la solicitud del concurso elevaron a 8,4 millones de euros la deuda de la entidad.

En concreto, el fallo declaró culpable el proceso concursal del Lucentum y condenó a dos años de inhabilitación a cuatro de los seis miembros de la comisión ejecutiva del consejo: el concejal del Ayuntamiento de Alicante, Juan Seva, el exgerente de Suma Gestión Tributaria y exdiputado del PP José López Garrido, el exparlamentario popular José María Rodríguez Galant y el expresidente del club Miguel Cano.

La situación económica del club llegó a ser tan irreversible que, tras el descenso administrativo a LEB Oro en 2012, el Lucentum consiguió la temporada siguiente el ascenso a la ACB, pero tuvo que renunciar porque los ingresos previstos en la máxima categoría eran insuficientes para reflotar una nave a la deriva por su deficiente gestión en los despachos del Ayuntamiento y del propio club.