El escritor y profesor de la UMH José Luis Ferris fue director cultural del Instituto Gil-Albert entre 2011 y 2015 y admite que últimamente «casi todos los días me pregunta alguien qué pasa con el Gil-Albert y solo puedo decir que es muy decepcionante que se haya apostado por unos políticos que creen que la cultura no importa».

«Ver cómo una institución como el Gil-Albert, que es un motor cultural, está hoy absolutamente apalancada entristece mucho. Y con eso quien pierde es la ciudadanía y toda la provincia», declara Ferris, sorprendido de que después de cinco meses «sigan sin resolver la dirección cultural, que podía haberse nombrado tras el verano».

Respecto al posible concurso de méritos que plantea Ciudadanos para cubrir este vacío, el exdirector recuerda que los estatutos de este organismo autónomo de la Diputación son muy claros en la elección del director/a cultural -es un puesto honorífico que designa la Presidencia de la Diputación- «y no hay posibilidad de hacerlo por concurso, no hay opción. Para ello habría que cambiar los estatutos antes. Lo lógico es poner a la cabeza de la institución a alguien que genere respeto en el mundo cultural de la provincia y siempre se ha defendido que tenga otra ocupación para que no se exponga a los vaivenes políticos. Nadie dejó su trabajo antes para dirigir el Gil-Albert».

La reciente idea de la diputada de Cultura, Julia Parra, de nombrar primero a los responsables de los departamentos para cubrir después la dirección por convocatoria pública es, a juicio de Ferris, «la prueba de que no conocen la institutción y una falta de respeto a la persona que entre como director o directora. No puedes formar un equipo y luego elegir a una persona que trague con ese equipo. Lo lógico es que el director, que tendrá su mirada, lo complete con personas interesantes, incluso aceptando nombres que le sugieran. Eso es no saber cómo funciona la institución, por pura falta de interés, y me entristece mucho que la cultura siga siendo el pariente pobre en la política», considera Ferris, que asegura que en el centro «hoy no hay nada más que la inercia» del equipo anterior: «Habrá libros por salir pero los Canelobres estarán estancados y los técnicos, de brazos cruzados esperando. Con esto, la que pierde es la cultura».