El 5 de agosto fue su cumpleaños. Lo celebró con unos amigos en la playa, pero no imaginaba que recibiría un regalo muy especial. El prestigioso pianista Joaquín Achúcarro le llamó desde Dallas, en cuya universidad tiene una fundación con su nombre, para decirle que quería que continuara con él los estudios.

De esta manera, el joven noveldense Carlos Santo, tras superar el susto y la sorpresa, se ha convertido a sus 17 años en el único alumno español y también en el más joven de los nueve que «apadrina» en la actualidad el pianista. «Le hice llegar un DVD con un concierto que di en el ADDA hace dos años y no me contestó. Pasaron ocho o nueve meses y me llamó el día de mi cumpleaños; cuando me lo dijo mi padre no me lo podía creer», asegura esta joven promesa del piano que ya tiene un importante bagaje artístico a sus espaldas.

Sus primeros meses en Estados Unidos dice que no han sido tan duros como pensaba, «aunque estaba muy asustado». Madruga, va a la escuela de música a estudiar, come en 20 minutos y de nuevo al teclado. Achúcarro le da clases todos los días, entre una hora y una hora y media. «Es algo increíble trabajar con él, ha valido la pena al cien por cien irme allí. Él cree en mí, siempre me anima y está muy contento conmigo».

Carlos es su alumno más joven, ya que el resto supera los 25, y es el único español, por eso su relación es especial. Tanto es así que van a nadar juntos a la piscina y aunque Achúcarro ha cumplido los 84, «el primer día no pude ir a ensayar por la tarde del cansancio; tuve que parar antes que él».

La Universidad de Dallas le ha concedido una beca completa, de estudios y de manutención, «si no, sería imposible». En principio serán dos cursos, «pero voy a intentar que sean cuatro, para poder seguir estudiando otros dos años más con él. Me he dado cuenta de que dos años es poco y pasa muy rápido».

Y es que, destaca, «nunca es suficiente, siempre queda algo que tienes que ver». Eso pese a su dedicación absoluta. «Yo no me veo estudiando otra cosa. Siempre me preguntaban qué estudiaba y cuando decía que piano me preguntaban "¿y qué más?", como si esto fuera fácil». Ahora sus amigos son también músicos o relacionados con la música y entienden su vida. «En el colegio la mayoría de mis compañeros no me entendían».

Para completar este año, el pasado mes de noviembre se alzó con el primer premio del London International Piano Competition, «algo que tampoco me esperaba». Y como premio, el pasado 14 de diciembre se subió al escenario del Royal Albert Halll de Londres para ofrecer un concierto. «Me quedé bastante impresionado cuando me dijeron que había ganado y también cuanto entré allí dentro; solo con ver el edificio ya te asombra». Tocó en la sala pequeña, «en un Steinway rojo y estuvo genial». Aunque estaba un poco «asustado», afirma que «por la mañana fui decidido al Royal Albert Hall y toqué muy tranquilo... para mí ha sido un salto muy grande poder tocar allí».

Este concurso tiene más recorrido porque había distintas categorías, por edades e instrumentos, y entre todos los ganadores se elegirá a uno que tendrá que ofrecer un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. «El 10 de enero nos dirán quién es el ganador, pero no creo que sea yo; en cualquier caso estar ahí ya es suficiente».

Además de numerosos premios, como los del Concurso Internacional Don Juan de Borbón y Ruperto Chapí, o el galardón al mejor Talento Potencial en el Valencia International Music Festival, entre otros, Carlos Santo ha actuado en diferentes ciudades de España y de Europa, con artistas como el director Yaron Traub o el violinista Ara Malikian, además del chelista Adrian Van Dongen o el pianista Isaac István Székely. Recientemente lo hizo también en el Festival Internacional de Música Clásica de Sumy, al norte de Ucrania, donde fue invitado tras el concierto de Chopin que ofreció con la OJPA en el ADDA.

Antes de regresar a Dallas el 15 de enero, tiene otra cita en el Auditorio de la Diputación de Alicante con el concierto número 1 de Bach en re menor, junto a la Orquesta Barroca Valenciana, dirigida por Manuel Ramos. Su meta: tocar en la Filarmónica de Berlín. «Es muy difícil, pero es el sueño de cualquier pianista».