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Pablo Auladell se zambulle en los clásicos

El ilustrador alicantino publica Las aventuras de Tom Sawyer y prepara las de Huckleberry Finn con la editorial Sexto Piso, tras haber adaptado El Paraíso perdido de Milton o La leyenda del Santo Bebedor de Roth

Pablo Auladell se zambulle en los clásicos

Dice Pablo Auladell que Tom Sawyer, ese niño asilvestrado y travieso creado por Mark Twain, era «todo lo contrario de lo que yo fui: un niño hipermétrope, católico y sentimental, que no hice una travesura en mi vida». Varias décadas después, el ilustrador alicantino confiesa el disfrute que le ha brindado zambullirse en este personaje para recrearlo en Las aventuras de Tom Sawyer, que acaba de publicar la editorial Sexto Piso: «He podido ser lo que nunca he sido, el capitán de la banda», bromea.

Esta no es la única adaptación de un clásico de Mark Twain al que se enfrenta Auladell (Alicante, 1972), ya que en 2016 publicará también Las aventuras de Huckleberry Finn en la misma editorial, con la que ya ilustró este año el poema de John Milton El Paraíso perdido, un libro que se ha publicado en Francia, Corea del Sur y Holanda, con una edición de coleccionista, y hay conversaciones para editarlo en Brasil y en Italia.

Para el autor alicantino, ambos libros son «una celebración de la niñez y he intentado que las ilustraciones fueran más frescas y luminosas que en El Paraíso perdido, que el dibujo fuera más libre y despreocupado, más suelto, e incluso he dibujado con ceras y lápices de colores», a pesar de las diferencias entre Sawyer y Finn, este último «en un tono un poco más oscuro, con una línea más marcada, pero también es un libro muy solar», explica Auladell, que añade que este último «fue el inicio de todo lo que vendría después y convertiría a Twain en un escritor americano de primera fila y no solo un autor de literatura juvenil».

Con cerca de 40 libros en su biografía, Auladell combina sus historias con las adaptaciones que le encargan y asegura que «cada cosa tiene su atractivo. Lo mío suelo derivarlo más al cómic, pero adaptar un clásico siempre es un placer, aunque sean dibujos ya muy manoseados, pero revisar un clásico, como decía Luis Alberto de Cuenca, es la única manera de que estos autores resuciten y vivan otra vez, porque mi visión no va a ser la de un dibujante de 1920 o 1960».

El alicantino tiene previsto ilustrar unos poemas de Julio Cortázar con Nórdica Libros, y también puso dibujos a La leyenda del Santo Bebedor, con Libros del Zorro Rojo, el pasado año. Al mismo tiempo, tiene en danza un cómic y un álbum ilustrado de su cosecha y otra editorial italiana ha editado ahora su obra La torre blanca, que editó De Ponent en 2005, y que acaba de ser nominada al premio a la mejor novela gráfica en el Festival de Cómic de Lucca (Italia).

«Me sorprende y me satisface muchísimo que un libro mío de 2005 siga dando guerra diez años después, con la poca vida que tienen ahora. Todo parece actual y es tan lejano», reflexiona sobre este libro (de infancia fabulada frente al mar que nada tiene que ver con Verano azul) Auladell, que creció dibujando a Mazinger Z, siempre intentó acercarse a lo lírico y durante un tiempo quiso ser Moebius.

«Luego ya nunca me fijé más en él, pero sí me ha dejado un poso fuerte en la solidez del dibujo o en cómo reflejo algunas escenas», considera el autor, que tras conocer al dibujante Ricard Castells, «ya me fui por otro camino y desarrollé más mi voz». Una voz que examina cada cierto tiempo sobre el papel, ya que apunta que «en 2008 empecé a notar un manierismo peligroso y me puse a revisar cosas que hacía y algo cambió con Alas y olas y La feria abandonada.

Autor prolífico «porque el ilustrador español se ve abocado a desarrollar una bibliografía gigantesca al no trabajar en exclusiva para una editorial», asegura que «sería deseable» reducir su producción «y desde 2010 lo voy consiguiendo, selecciono más las cosas, puedo afinar mejor y trabajar en libros que sé que van a ser editados muy bien». «Espero que todo lo que haga tenga una calidad estimable y no me avergüence demasiado», bromea.

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