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Una veintena de niños de Benidorm, sin plaza escolar cerca de casa por falta de espacio

Las familias denuncian que la conselleria no habilitará un aula de 3 años en el Puig Campana que viene funcionando en los últimos años

Colegio de Educación Infantil y Primaria Puig Campana de Benidorm. DAVID REVENGA

El inicio del curso escolar 2020-2021 sigue en el aire a causa del covid-19. En Benidorm hay 21 familias para las que el siguiente ciclo escolar se presenta aún más complicado debido al centro que ha sido asignado para sus hijos.

Los padres y madres de estos 21 niños eligieron el colegio Puig Campana para iniciar la educación infantil a partir del próximo mes de septiembre. Sin embargo, la clase que debía acogerlos durante el siguiente curso

Estas familias viven en la zona de Imalsa Els Tolls, barrio donde se encuentra el centro educativo. Además, varios de estos niños ya tienen hermanos matriculados en él. Estos son dos baremos de mucho peso a la hora de asignar plaza a un escolar, por ese motivo no entienden que sus hijos se hayan quedado sin un lugar.

Este grupo de progenitores se ha organizado y se ha reunido en diferentes ocasiones con el personal del CEIP Puig Campana en busca de una solución. También remitieron que el centro trasladó a la inspección educativa, que a su vez lo trasmitió a órganos superiores de la Conselleria de Educación, esperando que esta habilite una clase más que pueda acoger a sus hijos. Tanto desde las familias, como desde el propio centro, señalan que prácticamente todos los años se había contado con dos clases para niños de 3 años, por lo que no entienden la decisión de la conselleria de no asignar ese aula para el curso siguiente.

El colegio público Puig Campana está a un costado de otro centro de educación primaria e infantil como es el CEIP Els Tolls. Entre ambos ofrecen 77 plazas para niños nacidos en 2017, mientras que fueron cerca de 100 las solicitudes de plaza que recibieron.

Por otro lado, la única clase de 3 años con que cuenta el colegio Puig Campana de momento, albergará a dos niños que tienen necesidades educativas especiales, una situación que también ha afectado a la ratio, reduciéndola de 25 a 20 niños. Además, apuntan que también sería mejor para ese par de estudiantes contar con dos clases, para que los niños vayan a clases distintas y el personal docente les pueda prestar una atención más personalizada.

Por estas razones, los padres, así como el personal del propio centro educativo, consideran que se debería habilitar ese aula extra y hacen hincapié también, en la necesidad de mantener la distancia entre los niños para prevenir el covid-19.

Entre los argumentos que ofrecen estas 21 familias para que se les asigne una plaza en el CEIP Puig Campana, señalan que les gusta el proyecto educativo y la forma de llevarlo a cabo por parte del profesorado y la dirección.

No obstante, la razón de peso es la conciliación con su trabajo, lo que sería muy difícil si se les asigna plaza lejos de su casa. Algunos, incluso, tienen hijos estudiando allí y eso complicaría aún más la logística para llevarlos y recogerlos del cole.

«Es imposible trabajar si tengo que llevar a mis hijos a colegios distintos»

Para algunas familias, la escolarización de los niños supone una incompatibilidad para incorporarse a un trabajo

Son 21 niños los que se han quedado sin plaza en el CEIP Puig Campana y cada familia tiene diferentes motivos por los que han elegido este centro para sus hijos. Estas familias han preferido que no se mencione su nombre pero sí han accedido a contar a INFORMACIÓN la situación por la que tendrán que pasar si al final no se les concede a sus hijos un sitio en este centro.

Una de estas parejas tiene a su hijo de 7 años estudiando en este colegio y vive desde hace más de diez años en el barrio Els Tolls, ambos son motivos que consideran más que suficientes para que su hija pequeña, que este año ingresará a primero de educación infantil, sea admitida.

Esta madre relata que «hasta ahora no me he desarrollado plenamente en lo profesional» y explica que ella y su marido no tienen familia en la ciudad, por lo que hasta ahora se ha dedicado a cuidar de sus hijos.

Explica que ante el inminente acceso de su hija pequeña al colegio, ella ya había buscado un trabajo que desempeñaría por las mañanas. Sin embargo esa posibilidad se podría desmoronar si su hija va a otro centro, pues no cree que pueda adaptar esa nueva actividad si sus hijos se ven obligados a acudir a dos colegios diferentes.

Esta circunstancia está poniendo a esta pareja en una disyuntiva en la que, según explican mismos, se verán obligados a elegir entre escolarizar a su hija y que la madre pueda incorporarse al mundo laboral, por lo que esperan que al final se tome la decisión de habilitar el aula y que todos estos niños, puedan asistir a partir de septiembre al centro que fue su primera opción.

Espera

Esta y el resto de familias que se encuentran en la misma situación se resisten a matricular a sus hijos hasta que se les dé una solución. Temen que, si formalizan la matrícula, eso suponga que sus hijos ya se queden a estudiar definitivamente en la opción que les haya sido asignada.

Fuentes del colegio Puig Campana, señalan que hay posibilidad de que algunos de esa veintena de niños puedan ser admitidos en el centro, puesto que todos los años es habitual que haya gente que renuncie a su plaza y se aprovecharían esos huecos que vayan quedando.

No obstante, una de las fechas límite para estas familias es el 29 de julio, cuando se celebrará la comisión de escolarización, órgano que se encarga de solventar este tipo de incidencias y de definir la configuración definitiva de las aulas, aunque en todo momento se hace especial énfasis en que la habilitación de un aula adicional es una competencia exclusiva de la Conselleria de Educación.

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