El Centro Cultural de Benidorm tendrá que esperar un poco más tras ocho años de parón. Un atraso en el proyecto ejecutivo, que incluye el diseño arquitectónico sobre el que se basan las obras para completar la primera parte del recinto, ha vuelto a posponer ahora el inicio de los trabajos que el propio presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, marcó para el presente mes de octubre, según han explicado fuentes de la Sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana (SPTCV) -empresa pública responsable de esta infraestructura- a este diario, quienes afirman que es cuestión de semanas que se inicien las actuaciones.

No se trata del primer incumplimiento durante la presente legislatura. El líder del Consell anunció ya en noviembre de 2016 que durante el presente ejercicio la primera fase del gran complejo ya sería una realidad. Otra promesa que cayó en saco roto debido a las complicaciones legales para desbloquear el convenio de cesión de suelo que permite levantar esta ansiada infraestructura en Benidorm. Las dificultades quedaron atrás cuando, el pasado 31 de julio, el alcalde de la ciudad turística, el popular Toni Pérez, y el jefe del ejecutivo autonómico sellaron en un ceremonioso acto en el Ayuntamiento el documento en cuestión. Tras la firma, Puig no dudó: las obras se retomarían en octubre.

Pero la realidad es que a escasos 10 días de que finalice el mes todavía no ha habido ningún movimiento en el recinto. «Estamos acelerando todo lo posible, en cuanto el arquitecto termine el proyecto nos pondremos manos a la obra», señaló el director de la SPTCV, Antonio Rodes, quien aseguró que antes de que eso suceda deben acometerse actuaciones de saneamiento y acondicionamiento del recinto. Algo que, según Rodes, podría iniciarse a «finales de este mes o principios de noviembre», afirmó.

La obra echó a andar hace más de una década. Entonces, se levantó la estructura de los diferentes espacios contemplados en el proyecto inicial que, entre otras cosas, incluían un gran salón con capacidad para mil personas, postergado ahora a una segunda fase. Esta primera etapa servirá para finalizar una parte del proyecto, la menos ambiciosa que, aún así, costará nada menos que 11 millones de euros: una sala menor de conferencias con 546 butacas, las instalaciones para los conservatorios de música y danza, una cafetería y, lo más importante a nivel estético y de imagen para la ciudad, el recubrimiento de la fachada. Pese a que en el interior una parte del recinto quedará sin completar hasta nuevo aviso, la intención del Consell es «vestir» el esqueleto del edificio que, desde hace más de un lustro, preside el cruce entre la avenida Europa y la calle Ibiza, una de las zonas más visitadas de la ciudad.