Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

40 años juntos contra la sequía

La Marina Baixa tiene garantizada el agua para todo 2015 pero exige mejoras en las instalaciones para aprovechar la embalsada y evitar que acabe en el mar como viene ocurriendo desde 2008

El pantano Amadorio, que recibirá agua del Taibilla en verano, muestra su índice más elevado de desertización. david revenga

La Marina Baixa es una tierra de sequías intermitentes. Cuando las lluvias se ausentan, las alarmas se encienden. Se cierne la posibilidad de imponer restricciones en el consumo de agua y con ellas su afección al turismo, pilar de la economía local. Pero esos recortes no se producen desde finales de los 90 gracias al Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, la entidad a la que Benidorm reconocerá esta semana aunque ha declinado asumir su gestión. «Desde enero el Consorcio debía pasar al Ayuntamiento de Benidorm porque es el que tiene más acciones pero no hemos querido porque preferimos que quede en manos de la Diputación, aunque esté dirigida por el Parido Popular. Esto da una idea de hasta qué punto en la comarca no hacemos política del agua», afirma el concejal socialista de Medio Ambiente de Benidorm, Pepe Marcet.

La historia de las últimas décadas también lo corrobora. Pese a las reuniones que los alcaldes convocan desde hace años -con cámaras mediante- vendiendo supuestos acuerdos para «hacer comarca», lo cierto es que sólo ha existido unión en un tema: el agua.

Cuando a nivel nacional el agua, sus trasvases y sus desaladoras han sido arma arrojadiza para PP y PSOE, en la Marina Baixa sus gobiernos han ido a una, como en Fuenteovejuna, para garantizar el abastecimiento. Por ello, han optimizado los recursos comarcales y en casos extremos, como este 2015, llegado a acuerdos para la compra de agua externa evitando las previsibles restricciones de verano.

Tal medida se llevará a cabo mediante la misma fórmula utilizada por primera vez en 1999 y usada los tres años siguientes, la conducción Fenollar-Amadorio, construida en los 90 para abastecer a Benidorm en casos de grave sequía con agua del trasvase Tajo-Segura de la Mancomunidad de Canales del Taibilla en Alicante.

La conducción permitirá también que llegue a la Marina Baixa agua del trasvase Júcar-Vinalopó y de la desaladora de Mutxamel, pero no está preparada para ser usada en una doble dirección. Ese inconveniente ya puso el foco en 2008 sobre un procedimiento que se repite y contra el que ahora la comarca, inmersa en la sequía, quiere luchar: los desembalses.

Hace siete años los regantes de l'Alacantí pidieron adecuar la conducción de Fenollar para recibir el excedente de la comarca, tras ver cómo la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tiraba del pantano de La Vila al mar tres hectómetros cúbicos de agua. La pérdida se ha repetido cada año.

Por ello, desde 2014, promovidos por una moción del Ayuntamiento de Benidorm, todos los ayuntamientos que forman parte del Consorcio han ido ratificando en sus plenos la reclamación dirigida a la CHJ -partícipe del Consorcio- para que ejecute mejoras en las infraestructuras y evite seguir tirando agua al mar que antes o después luego tiene que buscarse en los pozos o fuera de la comarca. «El año pasado fue el segundo más seco de los últimos 70 años para Benidorm y este lleva el mismo camino, por eso aprobamos una moción para no hacer desembalses innecesarios en base a normativas lineales que tratan por igual pluviometrías diferentes», explica el edil Pepe Marcet.

La postura coincide con la del gerente de la Comunidad de Regantes de La Vila, Pedro Alemany, de distinto color político. «Hemos hecho la denuncia a la CHJ porque el protocolo de desembalses se basa en un informe técnico de probabilidades genérico que no tiene en cuenta la particularidad del Amadorio, que está apenas unos tres kilómetro de la costa, con taludes muy altos, que permitiría desembalsar grandes cantidades en caso de urgencia».

Argumentan que de poder almacenar más agua, en el Amadorio y en otras balsas facilitando su suministro para consumo humano y regantes, se evitarían situaciones como la vivida en 2014, en que siendo un año de extrema sequía en la comarca los pantanos de Guadalest y La Vila dejaron de almacenar la misma cantidad de agua que Benidorm consume en un año (sólo el Amadorio desembalsó 6.2 hm3, cuando este junio se comprarán 5 hm3 a la Mancomunidad del Taibilla para el verano).

Por otra parte, la desertización del terreno del pantano Amadorio y el bajo nivel de agua que tiene -descendiendo mes tras mes- conlleva otro riesgo. Los niveles bajos de drenaje aumentan la contaminación. Esta semana el Amadorio apenas tenía 1,3 hm3. Hace un año, 7 hm3. Hace diez, 11 hm3.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats