El entorno de la Quinta Elevación de Crevillent se ha convertido desde aproximadamente cinco años en un foco de insalubridad donde se pueden ver una batería de aparatos que se han desechado en lo que hoy es un vertedero ilegal. Desde ordenadores destrozados hasta medicamentos, zapatos, neveras o colchones. Un rastro que no está a la venta y que se escapa al control del Ayuntamiento.

Hasta tal punto ha llegado la situación que el colectivo de vecinos de la zona, próxima al polígono del Boch,han empezado a organizar recientemente una serie de campañas de limpieza quincenales que difunden a través de las redes sociales para adecentar la zona en las proximidades de este vertedero descontrolado cerca de las viviendas. Denuncian que a pesar de que se retiran periódicamente los restos del vertedero, la suciedad persiste en los caminos y acequias que comunican al centenar de viviendas de la zona donde la limpieza no llega. Según el presidente de la asociación de vecinos de la Quinta Elevación, Rafael Marín, el colectivo ha remitido numerosos escritos al Consistorio avisando que por las veredas circulan familias y niños, y que hay innumerables restos de plástico entre la vegetación de los caminos y vidrios rotos que resultan peligrosos. Denuncian que en cuanto a este vertedero que se ha ido aposentando con el paso del tiempo, son vecinos e incluso empresas las que aparcan y se desprenden de trastos viejos como aparatos de aire acondicionado o restos industriales de calzado, e instan al gobierno local a que coloquen contenedores, por ejemplo,para depositar restos de poda, que también se acumula.

Así las cosas, la empresa concesionaria del servicio de limpieza acude cada quince días a este solar donde campan a sus anchas los residuos y retira con maquinaria especializada centenares de kilos de restos orgánicos que se lanzan indiscriminadamente y que están anexos a varios contenedores de basura donde los vecinos depositan sus restos a diario. Sin embargo, en cuanto pasan unos días el enclave vuelve a acumular montones de basura. Desde la Concejalía de Servicios Generales reconocen el problema pero apuntan que después de probar varias vías no tienen capacidad para solucionar este conflicto a corto plazo, porque el contrato de limpieza tiene limitaciones en estas zonas y al encontrarse el vertedero en el extrarradio municipal el control policial no es tan elevado y, por lo tanto, la capacidad sancionadora casi inexistente, por lo que animan a que los vecinos denuncien a los infractores.

Los residentes han optado por criticar a diario la situación en las redes sociales en busca de apoyo ciudadano, y también se han dirigido a los grupos políticos como Comprimís, que acusa a la administración local de «pasiva». Reprochan en primer lugar la actitud de las personas incívicas que incumplen las ordenanzas de limpieza, pero apuntan que también hay parte de responsabilidad en el gobierno local por «no adoptar las medidas necesarias para que se cumplan las condiciones del contrato de limpieza», exponen.

Añaden que hay varios puntos del pliego que se están incumpliendo como la dotación de más contenedores y limpieza de los mismos; recogida de voluminosos y enseres sin previo aviso del ciudadano en un máximo de 48 horas o colocar puntos limpios de vertido en el extrarradio, que tras tres años de contrato sigue sin ejecutarse, explican desde Compromís, aunque desde el gobierno local anuncian que ya han solicitado a la empresa esos puntos, a falta de implantarse.