La Semana Santa lleva aparejada el consumo de productos típicos entre los que destacan dulces, como la mona de Pascua. En circunstancias normales, en la provincia de Alicante se pueden llegar a producir hasta 1,5 millones de monas pero este año es diferente. La crisis sanitaria del coronavirus también pasa factura a esta tradición gastronómica, y desde el gremio de panaderos y pasteleros reconocen que con suerte sacarán adelante la mitad de la producción.
«No se puede ir al campo a celebrarlo con la familia y los amigos, así que la gente piensa ¿para qué voy a comprar?». Así se expresan desde la panadería Horno El Melsa, de Alicante, donde están elaborando monas de Pascua desde el lunes, aunque aseguran que este año no van a llegar ni a la mitad que el año pasado.
Lo mismo apuntan desde Lozano, una empresa de repostería de Elche que el año pasado llegó a producir 17.000 monas y fogasetas tradicionales. En esta empresa, José Luis Lozano explicaba que «el consumo estas semanas está totalmente condicionado por las normas del confinamiento, y las familias no van a ir a comprar expresamente una mona de Pascua. Las que se están vendiendo son las que comercializan los hipermercados».
El confinamiento que impone el estado de alarma por el coronavirus ha cambiado no solo la vida, sino también las costumbres de los ciudadanos. Y, con ello, las panaderías también se ven afectadas. Lo que el año pasado por estas fechas de Semana Santa eran hornos a pleno funcionamiento para elaborar cientos y cientos de monas, ahora es una incógnita. «No tenemos una previsión de cuántas vamos a hacer, no sabemos cómo va a responder la gente», explican desde un horno alicantino.
Una apreciación que corrobora la Asociación Provincial de Panadería y Pastelería de Alicante: «La elaboración de monas se ha reducido de forma significativa, hay que tener en cuenta que hay panaderías que ya no abren por las tardes, y a esto se suma que los ciudadanos no tienen el cuerpo para fiestas, no se puede salir al campo y, claro, así es más difícil».
De hecho, hay localidades que han suprimido la jornada festiva local. Es el caso de Elche donde el segundo lunes de mona ha dejado de ser festivo.
En este sentido, el portavoz de la Asociación Provincial de Panadería y Pastelería de Alicante, Francisco Pérez, destacó que «la venta de las monas de Pascua está enfocada a los días festivos, en los que se reúnen las familias, y hay localidades de la provincia en las que es tradición consumirlas dos o incluso tres días».
Una circunstancia que no se puede dar este año, y más cuando, según apuntó Francisco Pérez, «las panaderías no saben cómo preparar sus productos, ya que el hábito de consumo de estos días, lleva a que haya días en los que falta producto y otros en los que hay que tirar mucho».
Desde este colectivo se refieren a que «un mismo cliente compra un día siete barras que congela y ya no vuelve a la panadería en toda la semana, por lo que los panaderos no saben cómo planificar su producción para ajustarla a la demanda de cada día».
En cualquier caso, los panaderos y pasteleros van a seguir elaborando estos días monas de Pascua, aunque menos, para hacer más llevadera la cuarentena.
Buñuelos y torrijas se quedarán en los mostradores
Las ventas de monas de Pascua no son las únicas que van a bajar durante estos días de Semana Santa en cuarentena. También es típico de estas fechas el consumo de buñuelos de viento o torrijas que, al igual que las monas, se están consumiendo menos.
La alternativa a la compra de estos productos es la de prepararlos en casa. También se prevé una caída en el consumo de, por ejemplo, el «Pa torrat» de Crevillent, ya que las cofradías y hermandades no pueden organizar este año los almuerzos multitudinarios del Viernes Santo.
