Nuevo frente abierto entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Alicante por la controvertida Oficina de Turismo. En esta ocasión, por el estado en el que debe estar la instalación cuando pase de manos autonómicas a municipales.

El alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, recordó ayer que el Consell se comprometió a entregar la oficina lista para su apertura. Fue en una reunión que Barcala mantuvo con el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, al poco de hacerse con la vara de mando, en mayo de 2018. En aquella ocasión, en una intervención conjunta, Barcala agradeció públicamente al Gobierno valenciano que decidiera invertir los casi 170.000 euros de diferencia entre el presupuesto de licitación y el coste de la adjudicación para equipar la instalación. «Hay un detalle que quiero poner en valor por ser significativo. La obra se licitó por 700.000 euros y se adjudicó por 534.000 euros. Agradezco a la conselleria que siga invirtiéndose esa diferencia en la oficina. Alicante tendrá la oficina equipada, lista para su puesta en funcionamiento y no será necesario dotarla de más fondos», señaló Barcala en presencia de Colomer hace casi dos años.

Ahora, cuando la fecha de la entrega se acerca -el Consell calcula que se hará a finales de este mes, aunque las obras todavía no están finiquitadas- ha variado el discurso. La pasada semana, desde Turismo dieron por finalizada la construcción de la Oficina de Turismo -debía estar operativa en abril de 2019- tras acabar el enlucido interior. La previsión del Consell, según explicaron las mismas fuentes a este diario, es entregarla al Ayuntamiento a finales de febrero para que el Consistorio la equipe y pueda inaugurarse para la Semana Santa, primer gran evento turístico del año.

Ese, sin embargo, no fue el acuerdo que hicieron público Barcala y Colomer en la primera reunión oficial entre ambos en Alicante, en mayo de 2018. Y así lo recordó ayer el alcalde a preguntas de los medios. «Siempre hemos entendido que la oficina se iba a entregar equipada. Y vamos a exigir que sea en los términos en los que se prometió y se comprometió. La oficina tiene que estar dotada y amueblada. No queremos un cajón de metal, sino algo operativo», señaló ayer el regidor, en lo que apunta a que puede ser un nuevo choque entre el Consell y el Ayuntamiento relativo a la controvertida Oficina de Turismo.

Por otro lado, todavía sigue sobre la mesa el traslado de la instalación anunciado por Barcala al llegar a la Alcaldía, pese a que en sus años en la oposición -el proyecto lo heredó del tripartito- nadie criticó la ubicación elegida, situada en una esquina de la plaza del Puerto. Un informe técnico estima que el cambio de ubicación puede costar unos 600.000 euros.