El proyecto de la Concejalía de Cultura, dirigida por Antonio Manresa (Ciudadanos), de cerrar al tráfico el Castillo de Santa Bárbara sigue adelante, aunque con un ritmo más pausado al previsto inicialmente. Pese a que la hoja de ruta municipal pasaba por poner en marcha las limitaciones durante este mes de febrero, o marzo a mucho tardar, finalmente las restricciones no entrarán en vigor al menos hasta el próximo verano: se prevé entre los meses de julio y septiembre. Sea cuando sea, el Ayuntamiento incluirá una moratoria para los minibuses de operadores turísticos, a los que se les dejará subir al Castillo hasta final de este año para que tengan «más tiempo para ajustar sus programaciones», según confirmó ayer el concejal de Cultura, quien se mostró satisfecho de que la idea que surgió de su área se haya convertido en un «proyecto de gobierno».

De hecho, en la reunión de ayer, en la que se acordaron plazos y medidas, participaron los edil de Cultura, Tráfico (el popular José Ramón González) y Transporte (el también popular Manuel Villar). Ese encuentro, según explicó el responsable del área cultural, sirvió para reordenar el calendario, además de para acordar la restricción total de vehículos al Castillo. Y es que en un primer momento se valoró que los coches pudieran llegar al menos hasta el restaurante situado en el parque de La Ereta. Finalmente no será así, según explicó el concejal Manresa. «Hemos cambiado el calendario porque no se puede cerrar de un día para otro el tráfico sin tener lista una alternativa. Al final se ha decidido, que al menos en esta primera fase, se prohibirá todo acceso al vehículo privado, incluso los que acudan al restaurante [del parque de La Ereta]», señaló ayer el edil, quien confirmó que cuando se restrinja el acceso sólo habrá tres alternativas para llegar a la fortaleza: a pie, en ascensor (el situado en Juan Bautista Lafora) y a través de las lanzaderas que habilitará el Ayuntamiento. Será una línea específica, cuyo horario se ajustará en función de la demanda (habrá más en verano que en invierno) y que tendrá su salida en la plaza de Gómez Ulla (frente al Marq) y parada a la altura del restaurante de La Ereta. El precio, por su parte, será el mismo que en un autobús de línea regular de la ciudad de Alicante.

Diferentes tiempos

Así, hasta la parte superior del Castillo de Santa Bárbara solo podrán acceder los taxis, los VTC y las lanzaderas, además de vehículos de servicio y emergencias. La subida también estará prohibida por tanto para los ciudadanos que acudan al restaurante de La Ereta, pese a que en un primer momento se valoró implementar de inicio un control de matrículas (como el existente ahora en el Casco Antiguo), que permitiría acceder a los vehículos con permiso.

Esta herramienta, con todo, no está descartada para una segunda fase del proyecto. «En un primer momento se limitará el acceso a todo vehículo privado. Y en función de cómo funcione el proyecto, se verá de introducir cambios. Con este proyecto perseguimos dos objetivos principalmente: la protección arquitectónica y la medioambiental del Castillo de Santa Bárbara», añadió ayer el edil. La fortaleza, por otro lado, está a la espera de la obra de restauración del baluarte de la mina. El proyecto, que cuenta con un periodo de ejecución de cinco meses, se encuentra en la fase inicial de licitación.