La psicosis por el coronavirus, enfermedad originada en la región china de Wuhan, tiene sus primeras consecuencias en la provincia de Alicante, donde los negocios regentados por inmigrantes del país oriental sufren pérdidas en su facturación de hasta el 30%. La caída en picado de la clientela afecta a los establecimientos de venta al público, como comercios al por mayor de bolsos, ropa y zapatos, bazares y multiprecio, y especialmente lo notan los restaurantes. Algunas academias en las que se enseña chino han suspendido clases porque tienen alumnos (nacidos ya en España, hijos de parejas mixtas o adoptados) que acaban de regresar del gigante asiático tras el Año Nuevo y tienen que pasar una especie de cuarentena de quince días sin salir de casa por precaución.

Entre los inmigrantes chinos que hablan bien castellano hay tranquilidad al no tener problemas de comunicación pero entre quienes no dominan el idioma hay miedo a salir a la calle por si sufren rechazo social o algún tipo de actitud xenófoba, explica Alessandro Zhou, que regenta un negocio de bolsos en el polígono de Carrús, en Elche, donde hay un centenar de establecimientos al por mayor de comercio chino.

Zhou tiene compañeros que le han expresado ese temor y también temen las reacciones de los niños con los pequeños chinos. En el otro lado, se muestran agradecidos con muchos clientes alicantinos que «vienen a preguntarnos cómo estamos y nos dicen que sienten mucho lo que está pasando». En la provincia hay una colonia de algo más de 10.000 inmigrantes chinos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) pero la realidad es que asociaciones como la intercultural Alacant-Xina hablan de cifras por encima de las 14.000 personas. Zhou, uno de los pocos que da su nombre ya que son remisos a hablar públicamente, admite que la alarma mundial por el coronavirus está afectando bastante.

«Tengo compañeros en toda Europa. En España las cosas están algo mejor pero los amigos que tengo en Italia dicen que allí conectan lo que pasa en China con los chinos. Al ver una cara china te tratan como si fueras un virus. Aquí en la provincia notamos una bajada de negocio porque la gente en parte tiene miedo. Hay compañeros que están muy preocupados, con miedo de entrar en las tiendas porque si entran ellos la gente no entra. Por la calle han oído cosas como: 'mira, una tienda de chinos. No entro, porque tienen virus'. Si son clientes y pasan de largo es porque algo está pasando de verdad».

Canarias

Los ciudadanos chinos señalan que no hay que tener miedo puesto que en España solo ha habido un caso confirmado, en Canarias. «Llevamos viviendo aquí 10, 20, hasta 30 años, y somos casi compatriotas. Sabemos que tenéis miedo, por eso estamos haciendo lo posible. Todos los que vuelven de China no salen a la calle durante 15 días, y se quedan en casa, por la salud de ellos mismos y de todo el país». En estos casos solo tienen contacto con familiares directos que les dan la comida. Están aislados y únicamente salen para ir al baño. «No por tener una cara china tenemos el virus. Somos todos humanos. Desgraciadamente ha salido el virus en China como podría haber pasado en otro país».

Dado que los ciudadanos chinos están en contacto a través de grupos de mensajería como weChat, saben que en Italia, por ejemplo, las pérdidas en restauración superan el 80% de negocio.

Restaurantes

En la provincia los restaurantes lo están notando bastante. «Antes teníamos los viernes, sábados y domingos unos diez pedidos a domicilio cada día, y ahora ninguno. El restaurante está vacío. No es solo el mío, porque amigos chinos lo comentan y hablan de esto», afirmó la propietaria de un céntrico establcimiento de Alicante, que prefirió el anonimato. A la una del mediodía de ayer no tenía ni una mesa ocupada cuando antes, a esa hora, era habitual servir una media docena. «Es un restaurante chino para españoles, con productos de aquí, pero no sé qué pasa. En España no ocurre nada, y esto necesita un control en el aeropuerto al salir y llegar y ya está. Aquí no hay problema, pero la gente se está asustando y no se puede trabajar». La empresaria dijo que, de prolongarse la situación, no podrá pagar las nóminas de sus empleados ni el alquiler del local. «Tengo amigos chinos en negocios grandes y si esto sigue así no aguantan porque tienen muchos trabajadores», insistió.

También academias de chino han suspendido clases. Una profesora de Elche que tampoco quiso identificarse se vio obligada la semana pasada a anular algunas y también esta semana señala que «hay alumnos que acaban de venir de China y están en casa dos semanas para asegurarse (de que no tienen la enfermedad). También faltan no solo por el coronavirus, también por la gripe que hay entre los niños en esta época».

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