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Más clausura en Santa Faz

Las Monjas de la Sangre que custodian desde julio la Reliquia viven dedicadas a la oración y solo se dejan ver en las misas desde el coro de la iglesia

Más clausura en Santa Faz

Corren vientos de mayor clausura en Santa Faz. Las nuevas inquilinas del convento, las Monjas de la Sangre, que custodian la Reliquia desde hace cinco meses, cantan en las misas y rezan tras las rejas del coro situado en la parte superior de la Iglesia, donde los fieles pueden girarse para verlas. La atención al público en la tienda de artículos de la Santa Faz, que antes solían llevar las Clarisas, se reserva a personal laico. Los vecinos de la pedanía dicen que las ven poco y se dividen entre los que echan de menos a las que se marcharon y los que apoyan el cambio de orden que garantiza la custodia de la Faz Divina.

Hoy se cumple un año desde que se fueron precipitadamente del convento las tres últimas religiosas de la orden de Santa Clara que se encontraban al cuidado de la Reliquia. Se rompía así una tradición que se inició en 1518. La Faz Divina estuvo sin protectoras hasta enero, cuando asumieron la custodia provisional las monjas del monasterio de la Verónica en Algezares (Murcia), que cantaban en las misas desde los primeros bancos de la Iglesia. Esa histórica decisión buscaba calmar los ánimos de los fieles y reducir la tensión que generó en Alicante la marcha, en contra de su voluntad, de las monjas que vigilaban la icónica imagen.

La estancia temporal de las religiosas murcianas acabó en julio al asumir las Monjas de la Sangre, de la orden Agustina, la custodia del Sagrado Lienzo. Con el argumento de la «Cor Orans», instrucción de vida contemplativa femenina promulgada por el Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco hermanas, acabó la misión de cinco siglos de las Clarisas en Santa Faz, con las que el Obispado tuvo continuos desencuentros desde los años 90. Con su marcha el monasterio ya es propiedad en exclusiva de la Diócesis.

Las Monjas de la Sangre, que llevan en Alicante desde 1600, dejaron su convento de clausura en el Casco Antiguo con destino a Santa Faz, donde 12 religiosas viven intramuros. «Su vida es similar a la que tenían antes. Están dedicadas al Señor y a sus misas, y duermen en el monasterio porque la Reliquia está allí», explican personas cercanas a las hermanas, aún en periodo de adaptación. «Están bien dentro de lo que ha sido un cambio muy importante. Llevaban toda la vida detrás del Ayuntamiento. El traslado fue difícil al principio pero ya están bastante aclimatadas. Les gusta el papel de custodias de la Santa Faz, para ellas es un privilegio y un honor». La mudanza no ha terminado ya que tienen enseres por llevar en el convento del Casco Antiguo. Paralelamente, están realizando cambios en las estancias del monasterio para adecuarlas a sus necesidades. Una vez que acaben toda la mudanza, se procederá al traslado de la imagen más antigua de Alicante, La Marinera, desde el convento de San Agustín, su casa durante cuatro siglos, hasta Santa Faz. Aunque las monjas explicaron su intención de llevarse a la Virgen al alcalde cuando éste las visitó en verano por primera vez tras el cambio de custodia, aún no hay fecha para el traslado. Julio Forner, presidente de la cofradía que saca en procesión la imagen cada Miércoles Santo, señala que «ellas (las monjas) tienen que encontrar el espacio adecuado para La Marinera. Entonces se subirá. Las cosas llevan su tiempo. Aún está en el convento y de momento ahí va a seguir».

¿Y qué ha sido de las tres últimas clarisas que custodiaron la Santa Faz? Inicialmente fueron trasladadas al convento de la orden en Cieza pero ahora están en el de Santomera. Sor Rosa, sor Gladys y sor Clara Isabel están bien «pero muy tristes sin entender qué mal han hecho y por qué salieron por la puerta de atrás con nocturnidad», señalan personas allegadas, que aseguran que en la reciente misa de Difuntos en Santa Faz no se mencionó a las Clarisas fallecidas. Otro fleco es qué pasará con el convento de San Agustín, donde el alcalde anunció que estará el Museo de Semana Santa. Fuentes de Alcaldía señalan que los asesores de las monjas están preparando el convenio que establecerá la cesión de uso de este espacio, y que una vez que se firme se acordarán qué obras hay que hacer para adaptarlo a museo y se dotará el presupuesto.

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