Promesas que se lleva el viento. Mes y medio después de que el entonces candidato a la Alcaldía de Alicante, Luis Barcala, anunciara el pasado 17 de mayo en una reunión con los vecinos de la Albufereta que en dos o tres semanas estaría operativa la pasarela para acceder a la playa desde el cauce del barranco -la infraestructura lleva cerrada desde marzo de 2018- todo sigue igual o peor. Ayer, 1 de julio, no había ni rastro de la obras, ni operarios, y los vecinos, los que padecen mayores problemas de movilidad, tienen que jugársela a diario subiendo una cuesta resbaladiza, para cruzar después por un paso de peatones regulado con un semáforo, que en verde dura 25 segundos, según denunciaron ayer varios vecinos afectados, cuya indignación fue compartida por Ernesto Jarabo, presidente de la asociación de vecinos «Playa Blanca».
Desde el Ayuntamiento admitieron el retraso, pero aseguraron que ya cuentan con el proyecto y solo falta aprobar una modificación de crédito para habilitar la partida económica y acometer las obras. Mientras, los vecinos que más necesitan las rampa para bajar a barranco y acceder directamente a la playa ven pasar los días desde aquella primavera de 2018 en la que se cerró la pasarela por unas obras de canalización.
«Mis padres son un claro ejemplo de lo que están padeciendo los vecinos del barrio. Mayores y utilizan la playa a diario. Muchos residentes con mala movilidad o con minusvalía, como es mi caso, tenemos serios problemas para acceder a la playa», subrayó ayer José, uno de los vecinos afectados por la falta de previsión municipal, porque la rampa de acceso al barranco lleva clausurada desde la primavera de 2018. «Además hay agua estancada, ranas que croan toda la noche sin parar y mosquitos», denunció José, que estuvo presente en la reunión de la asociación para analizar el problema.
El único acceso ahora a la playa de la Albufereta desde la zona de Colonia Romana es la cuesta que sube hacia la sucursal del Banco de Sabadell. «Con los restos de arena y agua se pone muy resbaladiza, y hay mucha gente que se ha caído y de todas las edades, no solo ancianos», señaló José. «Es además muy estrecha, por lo que si coincide una persona en silla de ruedas con una que va caminando no hay sitio para pasar», sentenció.
