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El colesterol amenaza al 40% de la población

Salud Pública se fija como reto el control anual personal de los niveles porque la mitad de los que superan la barrera de 200 gramos lo desconocen

Campaña por la medición gratuita del colesterol en el Hospital General. Héctor fuentes

El cardiólogo del Hospital General de Alicante que coordina la Unidad de Rehabilitación Cardiaca cuyo fin principal es la prevención, Vicente Arrarte, alterna el despacho de su consulta con su presencia en una campaña nacional de Salud Pública que persigue concienciarnos de una vez por todas de la necesidad de controlar los niveles de colesterol, porque nos puede ir la vida en ello.

«Aunque el colesterol está habitualmente en la palestra, se suele desviar la atención por ejemplo desprestigiando la medicación, las estatinas, cuando para los mayores de 60 años con factores de riesgo asociados como la hipertensión, diabetes u obesidad, está demostrado que la pastilla les reduce la posibilidad de un evento cardiovascular», advierte el doctor.

Admite que en algunos pacientes puede existir sobremedicación, porque puede haber intereses comerciales, pero que es peor la falta cuando se necesita. «Y si lo que prevenimos tiene un riesgo muy bajo habrá efectos secundarios que no llevan a más que molestias musculares tipo rampas y se pueden evitar»,explica.

Hasta el 80% de cuantos se acercaron a medirse gratuitamente los niveles de colesterol en el vestíbulo del Hospital General, o no se lo habían mirado nunca o hacía años de la última vez, según el balance que hace el enfermero Javier Navarro Álvarez tras una jornada que coincidió al mismo tiempo en otras 33 ciudades.

«Un 70% tenían colesterolemia severa y el restante 30% de leve a moderada, no preocupante, pero solo el 20% de los que tienen la patología están concienciados. El resto no manejan bien la enfermedad», advierte. Además de que solo se alerta frente al colesterol malo cuando tenerlo bajo también es perjudicial.

Pese a tratarse de una sustancia necesaria para las células del cuerpo, porque regula los órganos y hormonas, la alimentación excesivamente procesada y la forma de vida estresante que arrastramos nos han llevado a acostumbrarnos a tener «niveles excesivamente elevados de colesterol, que están relacionados con eventos cardiovasculares», lamenta el doctor a su vez.

Sin factores de riesgo como la hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo o sedentarismo, el cardiólogo apunta que frente a niveles elevados de colesterol «bastará con cambiar los hábitos de vida, hacer ejercicio y cambiar la alimentación». El enfermero añade que hasta un 40% de cuantos se han medido el colesterol en una jornada desconocían que se adhiere a las arterias y que sumado al tabaquismo, la diabetes o la hipertensión como factores de riesgo, se puede desencadenar un ictus y trombolismo.

Isabel Rojo, recién operada, sale con la lección aprendida de evitar fritos y bollería. Su nivel es aceptable, un total de 183 gramos y sin factores de riesgo. Sale animada de la medición.

Mariano Lorenzo tampoco tiene factores de riesgo añadidos pero está concienciado de seguir un control porque hace dos años le salieron niveles elevados y logró bajarlos. Ha cambiado su alimentación y aún así quiere saber si se ha pasado con el alcohol puntualmente en las fiestas de Hogueras y se ha traducido en el colesterol.

Qué hacer

El doctor apunta que para un buen control de riesgo tenemos evitar los precocinados y la comida rápida, fomentar la fruta y verdura, no excedernos con los lácteos, pescado dos o tres veces a la semana, y carne solo ocasionalmente.

La bebida, mejor agua y evitar las energéticas y que lleven azúcares. Además de practicar un ejercicio adecuado a cada cual que puede pasar por caminar o nadar, pero a diario.

Los médicos de familia advierten que el 40% de sus pacientes, dos de cada cinco, tienen un alto riesgo de sufrir un infarto. La edad sumada a un par de factores de riesgo son determinantes.

Y al margen de recomendar rebajar el estrés que nos acompaña ponen la vista en los niños y jovenes «porque ha aumentado el colesterol en esas edades por una alimentación excesivamente procesada y la falta de ejercicio y el sedentarismo», abunda el doctor.

Lo de la geografía influye solo relativamente porque precisamente en nuestra zona «no se aplica la dieta mediterránea todo lo bien que se debiera», y los hay que piensan que es más saludable dejar el aceite de oliva que las galletas. Craso error.

Javier Navarro: «Tras el infarto cambié el cigarro por la fruta y estoy mejor que antes»

Paciente externo

Hace un año, con 49, Javier Navarro, que practica el fútbol por afición y era un fumador empedernido, sufrió un infarto asociado a elevados niveles de colesterol que le ha cambiado la vida de arriba abajo.

P ¿Tenía usted factores de riesgo que llevaran al infarto?

R Así es, 180 de colesterol que produjo el taponamiento de la arteria, muy elevado cuando hoy por hoy debo mantenerlo por debajo de 70, y además era muy fumador, 35 años desde la adolescencia con paquete y medio diario y una vida muy estresada con dos hijos adolescentes.

P ¿A qué achaca su colesterol?

R Soy de Alicante pero toda mi familia procede de Teruel así que mi alimentación no era la adecuada, era muy rica pero demasiado cárnica. Ahora es otro mundo.

P Supongo que habrá cambiado la vida radicalmente.

R Mis hábitos han cambiado como el día y la noche. He cambiado la dieta, fruta en lugar de cigarro, y he pasado de hacer ejercicio explosivo como el fútbol a caminar, he hecho el camino de Santiago en mi proceso de recuperación, y algo de bicicleta, no demasiado. También he descubierto el yoga, una bendición.

P Si practicaba fútbol hasta se sentiría sano.

R Nada me hacía sospechar lo que me ocurrió. Me di cuenta de la envergadura al llegar a casa, al cabo de cuatro días de ingreso. Vi a mis hijos y sentí que podía no haber vuelto. Fui consciente de mis limitaciones pero fui tomando las riendas y con inexplicable facilidad dejé de fumar con apenas dos meses de sufrimiento. El doctor Arrate me dijo que cuando me normalizara estaría mejor que antes del infarto y es cierto. Dos compañeros de fútbol me salvaron la vida con un desfibrilador.

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