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Enferma, sola y olvidada, así vive una mujer en Colonia Requena

La mujer de 71 años vive en condiciones infrahumanas y solo cuenta con la ayuda de una vecina que le lleva cada día la comida

Paqui ayuda a Eusebia llevándole la comida del bar donde trabaja. álex domínguez

En el rellano del piso donde vive Eusebia, de 71 años, el ambiente es irrespirable. Dentro de su casa, el olor se torna nauseabundo. Hasta tal punto que la camarera de un bar próximo que cada día le sube la comida y la cena no puede evitar vomitar cuando sale del edificio tras visitar a la mujer. Paqui Pérez, que trabaja en un bar próximo, la atiende porque «no me nace dejarla abandonada». Carece de ayuda domiciliaria y vive enclaustrada ya que no puede bajar a la calle y en unas condiciones infrahumanas. Enferma de esquizofrenia, acumula enseres: el lavabo está bajo una montaña de toallitas y hace sus necesidades en cubos. Las condiciones higiénicas son penosas y Paqui, la única a la que deja acercarse, no puede levantarla para bañarla.

La asociación de vecinos Colonia Requena asiste con preocupación al estado en que se encuentra la mujer y temen un desenlace fatal como ocurrió con Ascensión, fallecida en enero con 90 años tras dos días sin conocimiento. Al no responder a las llamadas al timbre de los vecinos, llamaron a la Policía y los Bomberos, que la encontraron tendida en un sofá casi sin vida. En el caso de Eusebia, tiene 71 años pero aparenta mucha más edad.

Tanto Antonio Colomina, presidente de la entidad vecinal como Andrés Cremades, vocal de la Junta de Distrito 2, afirman que en los barrios más modestos de Alicante, en general en toda la Zona Norte, aumentan sin cesar los casos de personas mayores solas y sin atención, llegándose a situaciones extremas como la de estas dos mujeres.

En el caso de Eusebia consideran que debería estar en un centro especializado para la enfermedad que padece ya que «se traga las pastillas a puñados o no se las toma». Afirman que tiene dos hijos pero está sola, en una situación personal que se ha ido deteriorando desde hace cuatro años, especialmente en los últimos meses cuando ya ha dejado de salir tras caerse varias veces. La última, el jueves en el baño, entre los cubos de heces. Tuvo que ir la Policía Local a levantarla.

«Antes salía a la calle y se sentaba en la parada de autobús o en el parque hasta muy de noche. Cojeando y con una pierna amoratada. Pero lleva seis meses muy mal y no sale. Si Paqui no estuviera subiéndole la comida y el agua, estaría muerta».

La camarera se encarga también de su medicación. Hace una semana sufrió una bajada de azúcar, la llevaron al hospital «y a las cuatro de la madrugada la dejaron en casa y ahí te pudras. No sabemos de quién es la culpa pero ni la miran».

Según la asociación, no recibe ninguna atención domiciliaria y nadie acude a limpiarle la casa ni a bañarla. El suelo está pegajoso y el colchón donde duerme para tirar. Los vecinos ni siquiera saben si tiene o no agua: no pueden abrir los grifos. Los tapan los enseres.

Cuando Paqui Pérez, camarera del bar Brillante, sube a darle la comida, llama por su nombre a Eusebia y no accede al piso hasta que le contesta. Teme que un día no lo haga. Los malos olores procedentes del domicio, en una cuarta planta, generan quejas vecinales. La asociación de Colonia Requena tramita con un abogado la presentación de una denuncia ante Salud Pública para que intervenga y una queja en Servicios Sociales «porque ellos lo tienen que solucionar. La otra mujer murió como un animal». Lo que quieren es remover conciencias ante la situación de impotencia que viven con éste y otros casos. «No puede estar sola, necesita atención especializada o al menos que vengan a darle de comer, a lavarla y a limpiar».

Paqui lleva un año trabajando en el bar y unos ocho meses ayudando a Eusebia. Se deja su puesto para llevarle la comida. La mujer tiene una pensión de 392 euros.

«Han venido trabajadores de Acción Social y han estado dentro de la casa. La conocen y tiene que tener un expediente abierto. En los barrios de la Zona Norte hay una dejadez total con las personas mayores», claman desde la asociación de vecinos, que ha pedido el censo de población para saber cuántas viven solas y reclamar programas de acompañamiento.

Ayuntamiento

La concejala de Acción Social, Mari Ángeles Goitia, vecina de Colonia Requena y que conoce de hace años a Eusebia, asegura que ha llevado personalmente su situación desde Acción Social pero «hay un problema con la Audiencia Provincial. Estamos desesperados para que sea internada de forma inmediata. Estuve el otro día con ella en su casa, es inhumano como está, el hedor, sufre síndrome de Diógenes. He intentado hablar con la jueza, con el fiscal y no se me ha dado la oportunidad. Hay informes médicos que lo avalan pero necesitamos que Fiscalía y la jueza dicten el auto de internamiento. En Acción Social estamos muy preocupados y nos sentimos impotentes, pero no voy a resignarme».

Según la edil, el auto judicial dice que está en plenas facultades y no se puede forzar su ingreso voluntario, lo que contradice la situación real de la mujer. Goitia afirma que sufre por su integridad pero «no tenemos esos mecanismos desde el ámbito municipal. Se necesita una orden superior que nos deje entrar a ayudarla». Insiste la edil en que no deja entrar a los trabajadores sociales y que ayer mismo tuvo una reunión con Sanidad pero que no pueden acceder a su domicilio en contra de su voluntad, «ni siquiera ha dejado entrar al párroco».

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