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Un joven con enfermedad mental vive en un banco junto al geriátrico de su madre al no asignarle el Consell un centro

La familia lleva cerca de un año esperando sin éxito plaza en una residencia. El chico subsiste con la comida que le dan los ancianos

El joven busca en un cenicero y se fuma las colillas que otras personas han dejado. RAFA ARJONES

Su madre era el único sustento para F. O., un joven con graves trastornos mentales que le impiden llevar una vida autónoma. Un soporte que se derrumbó hace unas semanas, cuando ella fue ingresada en una residencia de ancianos del barrio de La Florida. Incapaz de sustentarse por sí mismo y en el más absoluto de los desamparos, este joven de unos 35 años, pasa los días en un banco frente al geriátrico en el que vive su madre. No tiene dinero para comer y llena el estómago con la poca comida y los cafés con leche que le dan algunos ancianos. Está desaliñado y apenas articula algunas frases cuando se le pregunta por su situación, mientras mata su mono por el tabaco fumando las colillas que quedan en una papelera.

Según explican fuentes de la Conselleria de Igualdad hace un año que la familia espera plaza para que F. O. pueda ingresar en un centro especializado, pero las pocas plazas que hay en la provincia de Alicante están todas llenas y ni siquiera está en los primeros puestos, en cuanto a prioridad, para acceder a una de estas plazas. Todo pese a que el chico, quiere ingresar de forma voluntaria en un centro, y además no está capacitado para realizar actividades de su vida cotidiana. Mientras pasan los días, fuentes de su entorno alertan de que su estado de salud se deteriora día a día.

Estas mismas fuentes explican que su vida y su situación familiar son desde hace años muy complicadas. Al diagnóstico de esquizofrenia paranoide se suma el consumo de estupefacientes.

Tras el ingreso de su madre en la residencia de La Florida, F. O. estuvo unos días pernoctando en albergue, hasta que agotó el plazo y se quedó en la calle. Ayer por la mañana se le podía ver sentado frente a la puerta principal del edificio, a pleno sol y con 30 grados, desaliñado, con una camisa, un jersey y una cazadora. Las manos sucias y los dedos amarillos del tabaco. Sólo se levanta para fumar las colillas que los ancianos del geriátrico tiran al cenicero y para entrar al centro a coger una bebida. Es desconfiado y apenas quiere hablar cuando se le pregunta por su situación. «Mi madre está ahí dentro, aunque todavía no la he visto», es lo único que responde. Los trabajadores del centro señalan que su presencia genera molestias entre los residentes, quienes se quejan de que va sucio y huele mal.

F. O. es una de las 60 personas con enfermedad mental que necesitan ingresar de manera urgente en una residencia. Personas con graves trastornos mentales, que consumen drogas, que viven solos y en condiciones de insalubridad o bien que sus familias han claudicado. Las mayores carencias se dan en las plazas residenciales de larga estancia, ya que en estos momentos sólo hay tres centros en toda la provincia públicos, que cuentan con 120 plazas.

Y mientras, la provincia de Alicante tiene pendientes de poner en servicio 166 plazas para personas que sufren enfermedades mentales. Estas plazas están repartidas en dos centros, ubicados en Alcoy y Alicante, que acumulan años de retraso.

La primera de estas instalaciones es el centro El Barranquet de Alcoy, con 40 plazas para residencia y 20 de centro de día. Su construcción tendría que haber finalizado a mediados de 2011, pero los impagos de la anterior Conselleria de Bienestar Social al Ayuntamiento, que es el que adelantaba el dinero a la constructora, paralizaron las obras en numerosas ocasiones.

La segunda de las instalaciones pendientes de abrir es el Centro de Rehabilitación Psicosocial, ubicado en Sant Joan y que pertenece a la Diputación Provincial, aunque desde el primer momento la institución quiso que fuera el Consell quien asumiera su gestión. Desde 2013 estas dependencias están terminadas y cerradas. En un principio se barajó que fuera la Conselleria de Igualdad la que se hiciese cargo de su gestión, pero en 2017 se tramitó un cambio de uso, para que fuera la Conselleria de Sanidad la que asumiera su gestión. El centro contará con una unidad de hospitalización de media estancia con capacidad para 56 personas. Además habrá dos hospitales de día, uno para adultos, con capacidad para 20 plazas y otros para adultos y personas con trastornos de la personalidad y que podrá acoger a 30 personas.

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