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El auge de los encuentros de sexo con drogas dispara los casos de enfermedades venéreas

Los especialistas alertan de que hasta la mitad de los nuevos contagiados por enfermedades de transmisión sexual han participado en «Chamsex»

Las enfermedades de transmisión sexual aumentan entre los jóvenes. MAR MARTÍNEZ

Sexo sin protección entre varias personas unido al consumo de drogas. La práctica del llamado «Chemsex» no hace más que aumentar, lo que está llevando aparejado un incremento de las enfermedades como la sífilis o la sífilisgonorrea. Así se ha puesto de manifiesto durante estos días en el XIX Congreso Nacional sobre Sida e Infecciones de Transmisión SexualCongreso Nacional sobre Sida e Infecciones de Transmisión Sexual. «Nos estamos encontrando que la mitad de los diagnosticados por enfermedades de transmisión sexual afirma haber tenido sexo bajo los efectos de las drogas, así que la relación es muy clara», explica Jorge del Romero, director del centro sanitario Sandoval, en Madrid, pionero en la atención a personas con este tipo de enfermedades.

CHEMSEX

  • Prácticas sexuales potenciadas por el consumo de diversas drogas y sustancias químicas

La práctica del «Chemsex» se da generalmente entre hombres que tienen sexo con otros hombres, en sesiones de varias horas o días y con múltiples parejas. Las citas son en casas particulares o en determinados locales, como saunas. Los expertos coinciden en que las nuevas tecnologías también han tenido mucho que ver en su éxito, a través de aplicaciones de búsqueda de parejas y por una «globalización» a través de la red de determinadas prácticas sexuales. El «Chemsex» se asocia además al consumo de un tipo de drogas muy concretas, «que conllevan una menor percepción del riesgo que supone mantener sexo sin ningún tipo de protección», señala Mar Vera, médico también del centro sanitario Sandoval. En este sentido, hay tres sustancias de consumo principales, la mefedrona, la metanfetamina y el éxtasis líquido. Son drogas que además se toman de forma compulsiva, con un promedio de seis dosis durante un periodo de nueve horas. Estas drogas estimulan los sentidos, intensifican el placer y permiten largas sesiones de sexo. Además, disminuyen el juicio, reduciendo la probabilidad del uso del preservativo.

En el último año, se han diagnosticado en la provincia de Alicante 347 casos de gonorrea, 228 de sífilis y 352 de clamidia, lo que supone un notable incremento de casos respecto al año 2017. Respecto a los contagios por VIH, se han diagnosticado 135 casos en el último año, una cifra que se mantiene estable. El menor uso del preservativo está detrás de esta preocupante tendencia, que además afecta a chicos y chicas cada vez más jóvenes, como han puesto de manifiesto los expertos reunidos en Alicante.

28%

28%Diagnósticos tardíos

Diagnósticos tardíosUn tercio de las personas infectadas por una enfermedad de transmisión sexual

son diagnosticadas cuando la enfermedad

ya se encuentra en una fase avanzada.

También se ha puesto la voz de alarma en el retraso con el que se detectan en muchas ocasiones estas enfermedades que son altamente contagiosas. «En un 28% de los casos el diagnóstico llega cuando la enfermedad ya está en una fase avanzada», explica Pep Coll, del Hospital Universitario Germans Tris i Pujol, de Badalona. Más tiempo sin diagnóstico conlleva una mayor posibilidad de que el paciente contagie la enfermedad a otras personas. En el caso del VIH, «se ha comprobado que si la persona lleva el correspondiente tratamiento, no transmiten la enfermedad, ni a sus parejas ni a sus hijos», explica Del Romero. En el centro que dirige este especialista, tienen un programa orientado a parejas en las que uno de los miembros tiene VIH y desean tener hijos. «Tenemos a 1.400 parejas, de las que han nacido 240 niños sanos de gestaciones naturales».

347

347Casos de gonorrea en la provincia

En los últimos años, los casos de infecciones de transmisión sexual

se han disparado en la provincia por la caída en el uso del condón.

Hay además 228 casos de sífilis y 352 de clamidia.

En la mesa redonda en la que participaron Del Romero, Coll y Vera pusieron sobre la mesa algunas de las estrategias que se podrían aplicar para reducir el impacto de las enfermedades de transmisión sexual. En la que coinciden todos los expertos es en la necesidad de proteger a las niñas y también a los niños con la vacuna del virus del papiloma humano antes de que inicien las primeras relaciones sexuales. Una reivindicación que comparten con los pediatras, que a comienzos de años pidieron que la vacunación frente al virus del papiloma humano se extienda también a los chicos. Los hombres son transmisores de este virus, que en las mujeres provoca cáncer de cuello de útero y en ellos provoca cánceres genitales. La mayor parte de los tumores malignos de garganta son también provocados por estos virus y afectan más a los hombres que a las mujeres. Las verrugas genitales, mucho más comunes, las padecen también ambos sexos. Otras vacunas, como la que previene la hepatitis A y B o las del meningococo B y C «también se podrían hacer extensivas a poblaciones de riesgo, como prostitutas o consumidores de drogas inyectadas», sostiene Mar Vera.

«El mayor reto no es curar el VIH, sino llevar los fármacos a todos los enfermos»

«La curación del VIH es un gran desafío científico, pero no el mayor reto al que nos enfrentamos». Así lo cree José Alcamí, investigador en VIH del instituto de salud Carlos III de Madrid, quien ha participado esta semana en el XIX Congreso Nacional de Sida. Para Alcamí, una vez desarrollados tratamientos que permiten controlar de manera muy eficaz la enfermedad y que logran que los pacientes tengan una calidad de vida similar al del resto de la población, «lo fundamental ahora es hacerlos llegar a todas las personas infectadas». El experto recuerda que en el África subsahariana, sólo la mitad de los infectados por VIH tienen acceso a los tratamientos antirretrovirales. «Si tratásemos a todos los enfermos que hay a nivel mundial, en 2030 habríamos salvado 30 millones de vidas». Con todo, la ciencia sigue buscando terapias que curen la enfermedad, aunque de momento con escasos resultados. «Las vacunas no han resultado del todo eficaces y tratamientos como el que han permitido curar al paciente de Berlín tienen escasa aplicación». De momento, la línea más prometedora «es la de los anticuerpos de alta potencia, que podría beneficiar al 10% de los pacientes».

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